• Las grandes tecnológicas y los fabricantes de baterías eléctricas, principales consumidores
  • El grupo minero suizo Glencore es uno de los principales jugadores del mercado global
cobalto
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El cobalto se ha convertido en el oro del siglo XXI. Su precio se ha multiplicado por tres en los últimos 18 meses, desde los 25.000 dólares por tonelada en septiembre de 2016 hasta los actuales 81.500 dólares alcanzados en la Bolsa de Metales de Londres (London Metal Exchange), un nuevo máximo histórico que ha llamado poderosamente la atención del mercado.

Este mineral, que se consigue asociado a la producción de cobre y níquel, es muy utilizado en los teléfonos móviles (cada iPhone requiere unos 8 gramos de cobalto refinado) pero el 'boom' de su cotización se debe a los coches eléctricos, que necesitan hasta ocho kilos para sus baterías. El cobalto potencia las propiedades del litio, por lo que alarga la capacidad de las baterías.

Aunque el mercado mundial del cobalto es relativamente pequeño, está ganando importancia estratégica. En 2017, la producción mundial fue de 123.000 toneladas y el 50% fue destinado a la fabricación de baterías recargables.

El principal productor del mundo es la República Democrática del Congo (64.000 toneladas métricas en 2017), que concentra el 52% del mercado, muy por delante de otros productores como Rusia (5.600 toneladas), Australia (5.000 toneladas), Canadá (4.300), Cuba (4.200), Filipinas (4.000), Madagascar (3.800), Papua Nueva Guína (3.200), Zambia (2.900), Nueva Caledonia (2.800), Sudáfrica (2.500), y Estados Unidos (650).

EL GRUPO MINERO GLENCORE

Uno de los principales productores privados del mundo es el grupo minero suizo Glencore, que controla dos grandes yacimientos en Congo, el de Katanga y el de Mutanda, donde produce anualmente 27.400 toneladas de cobalto. Aunque la cifra se eleva hasta 42.000 toneladas vendidas a través de su negocio de marketing.

Glencore firmó a mediados de 2017 un acuerdo a cuatro años con el fabricante chino de baterías Contemporary Amperex Technology (CATL) para suministrarle 20.000 toneladas de cobalto. La principal potencia mundial en cobalto refinado es China, que refinó 45.000 toneladas en 2016, según el Instituto del Cobalto. Las principales mineras chinas que producen y refinan cobalto están registrando un explosivo comportamiento bursátil en los últimos meses.

Por su parte, las baterías de CATL tendrán como destino los automóviles eléctricos que tiene previsto fabricar el gigante alemán Volkswagen durante los próximos años, en otro ejemplo de cómo las grandes corporaciones se aseguran las fuentes de suministro de este mineral. En España, la previsión es que se vendan unos 120.000 coches eléctricos en dos años.

DEMANDA MUNDIAL CRECIENTE

Glencore tiene como objetivo duplicar su producción de cobalto en los dos próximos, hasta 39.000 toneladas, para satisfacer el aumento de la demanda y conseguir grandes beneficios. El grupo suizo aspira a controlar el 40% del mercado en 2019 y está en conversaciones para abastecer directamente a empresas como Tesla y Apple. “Hay muchas compañías que quieren asegurarse el suministro”, ha explicado su consejero delegado, Ivan Glasenberg.

Según la consultora especializada CRU Group, la previsión de una mayor producción de cobalto por parte de Glencore servirá para disminuir el déficit de suministro durante los próximos años, pero no tendrá un efecto bajista sobre los precios, debido a la creciente demanda mundial.

“Si las estimaciones de Glencore son correctas, el mercado de cobalto puede pasar de un déficit sostenido a una sobreoferta considerable en los próximos años, algo totalmente contrario a la narrativa actual vista en el mercado, que sugiere que la demanda creciente provocará falta de suministro a medio plazo”, señalan estos expertos.

Sin embargo, añaden que las previsiones de Glencore tienen sus riesgos operativos por el complicado proceso industrial para la obtención del cobalto, por lo que estima que la producción final de los próximos años será menor de lo anticipado.

En cualquier caso, su previsión es que la demanda de cobalto por parte de “la naciente industria de los automóviles eléctricos” compense cualquier aumento en la producción. “Aunque la falta de cobalto deje de ser un riesgo a medio plazo, todavía hay dudas sobre el suministro a largo plazo”, señalan.

Por ello, el escenario futuro consistirá en que los fabricantes de baterías eléctricas y de automóviles, junto a las grandes empresas tecnológicas como Apple, seguirán invirtiendo en acumular cobalto en los próximos años para mitigar el riesgo de suministro. Así, los acuerdos que ya está firmando Glencore y otros productores con los fabricantes serán la práctica habitual y “mantendrán el precio del cobalto en niveles elevados”.

GIRO HACIA EL NÍQUEL

No obstante, para paliar la escasez de cobalto, las investigaciones se han dirigido hacia el uso del níquel como elemento alternativo, pero según un estudio de Umicore, especializada en el suministro de materiales para baterías eléctricas, el cobalto seguirá siendo imprescindible para las baterías.

“Si aumentas la proporción de níquel, reduces la estabilidad de la batería y eso impacto en su ciclo de vida y en la rapidez de la carga”, ha explicado el CEO de Umicore, Marc Grynberg. “No hay mejor elemento que el cobalto para compensar la inestabilidad del níquel. Diseñar una batería sin cobalto no será posible en las próximas tres décadas. Simplemente no funciona”, ha añadido.

Una de las soluciones a medio y largo plazo para aumentar la disponibilidad de este mineral será el reciclaje de las baterías antiguas. Grynberg espera que la recuperación del material sea más eficaz durante los próximos años y a largo plazo suponga el 50% del suministro, como sucede con los metales derivados del platino que se usan en los catalizadores diesel.

En cualquier caso, los expertos de CRU no esperan que el precio del cobalto registre una subida tan vertical en 2018 como en los últimos 18 meses. Si el precio del cobalto sigue subiendo tan rápido, “aumentarán los esfuerzos para disminuir su uso en las baterías”, afirman. Por ello, su previsión es que los grandes productores como Glencore asegurarán el suministro para “mantener los precios en niveles razonables y no desincentivar su uso”.

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