Tsipras_Grecia

"Grecia necesita crecimiento, no austeridad... La mayoría de las personas parecen estar de acuerdo en eso. Incluso el presidente estadounidense Obama apoyaba esta idea amablemente la noche del domingo, afirmando que "no se puede seguir apretando a los países que se encuentran en medio de una depresión". Pero, ¿de qué están hablando exactamente? Todos estos comentarios parecen implicar que Grecia está en realidad sumergida en la austeridad y que la troika se empeña en imponer aún más las cargas que pesan sobre los pobres de Grecia. ¿Es eso cierto? No, no lo es", dice en un análisis, el economista en jefe de Berenberg, Holger Schmieding.

Según el economista, después de un gran estímulo fiscal en el año electoral 2009, Grecia ajustó su política fiscal de manera severa durante cuatro años consecutivos desde 2010 hasta 2013, con una disminución gradual de la gravedad.

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"El ajuste fiscal era impresionante, probablemente el más dramático en cualquier economía avanzada en tiempo de paz. Como habíamos insistido repetidas veces en esos años, Grecia y sus acreedores lo entendieron mal en 2010 y 2012. Mientras que Grecia necesitaba reformas para "reconstruir" su economía y mejorar su política fiscal, el país y sus acreedores pusieron demasiado énfasis en el aumento de los impuestos que ahogaban la economía y afectaban el mercado laboral en lugar de otras reformas que necesitaba Grecia para amortiguar el golpe fiscal y crecer fuera todo el problema", sostiene.

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Así, el experto afirma que se cometieron errores, aunque es ya es historia, destaca. La austeridad, recuerda, terminó ya en 2013. Según los propios datos de la Comisión Europea, Grecia ya flexibilizó su postura fiscal ligeramente en 2014 en un 0,8% de su PIB y estaba camino de un mayor estímulo fiscal 'prudente' para 2015 y 2016. Además, el año pasado, las reformas finalmente empezaron a dar fruto después de una larga y profunda recesión griega dando paso a un repunte a un ritmo anualizado promedio de crecimiento del PIB real del 2,5% en los tres primeros trimestres de 2014.

Grecia no tiene el dinero para un importante estímulo fiscal. Lo único que conseguiría es debilitar las perspectivas de crecimiento, de empleo y de ingresos fiscales.

En ese sentido, según este experto, lo que el nuevo gobierno griego se propone no es acabar con la austeridad en el sentido de no colocar ninguna carga adicional sobre el pueblo griego, lo que proponen es conceder a Grecia un importante estímulo fiscal y deshacer muchos de los recortes de los años 2011-2013. Peor aún, quieren revertir muchas de las reformas que se han implementado en Grecia, en su mayoría bajo las administraciones Papademos y Samaras.

¿Y TODO ESTO QUE SIGNIFICARÁ?

Según el economista, Grecia no puede permitirse este "lujo". ¿La razón? No tiene el dinero para un importante estímulo fiscal. Lo único que conseguiría es debilitar las perspectivas de crecimiento, de empleo y de ingresos fiscales. Además, si vuelve a las regulaciones del mercado laboral antes de la crisis, pondría a Grecia de nuevo en una posición similar a la de Gran Bretaña antes de la reforma del mercado laboral de Margaret Thatcher o de Alemania antes de su Agenda 2010.

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Así, en lugar de crecer y salir de sus problemas, Grecia se convertiría en lo que Gran Bretaña y Alemania habían sido antes de que hicieran sus mercados de trabajo más flexibles: el "hombre enfermo de Europa". En ese caso, sostiene que todo el dolor soportado por la población griega en los últimos años podría llegar a ser en vano.

"Grecia puede esperar que sus acreedores oficiales ofrezcan más apoyo siempre que busque reforzar su potencial de crecimiento. Sin embargo, hacer que los contribuyentes europeos financien una inversión mayor para una reformas secundarias fiscales no es una propuesta ganadora", argumenta.

"Sería muy útil si los que descuidadamente hablan de "acabar con la austeridad" en Grecia hacen notar que la austeridad ya terminó el año pasado. Bajo las dos últimas administraciones, Grecia ha hecho lo que tenía que hacer para poner sus finanzas sobre una base sólida para finales de 2013. Si se mantiene el curso de las reformas puede darse el lujo de relajar un poco las riendas. Pero si la coalición Syriza-ANEL ahora asusta a los inversores y lleva adelante las medidas que viene anunciando para la economía griega, la situación fiscal griega subyacente se pondrá cada vez peor y peor en el futuro, lo que finalmente obligará al país a una nueva ola de austeridad mucho más seria. Sería mejor no fomentar al nuevo gobierno griego para ir por ese camino", advierte.

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