• Lanza la pregunta de si "la Europa del siglo XXI" aceptaría que no pueda ser investido
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Videoconferencia de Carles PuigdemontJUNTSXCAT

El presidente cesado de la Generalitat, Carles Puigdemont no quiere volver a España antes de ser investido president de la Generalitat. Quiere hacerlo "con toda la seguridad y legitimidad a Cataluña como presidente", según sus propias palabras. Es decir, busca forzar la foto de que Estado detenga al máximo cargo catalán electo y la repercusión internacional que conllevaría y, por lo tanto, apuesta por la investidura telemática, es decir por vídeoconferencia, o una investidura delgada: que un diputado de Junts per Catalunya lea su discurso. Así lo ha pactado con ERC durante una cena mantenida en Bruselas con la número dos de los republicanos, Marta Rovira.

Es la última hora que se desprende de las conversaciones entre Junts per Catalunya y ERC, y que avanza Rac1, de cara a la sesión de investidura. Y también es lo que él mismo, indirectamente, ha planteado este martes durante un debate en Montpellier (Francia). Se ha preguntado si "en la Europa del siglo XXI" se aceptaría que no pueda ser investido como presidente de la Generalitat.

Lo ha dicho mediante videoconferencia, pero en el encuentro han participado presencialmente la diputada electa de JuntsxCat en el Parlament Laura Borràs, la diputada de ERC en el Congreso Ana Surra y la exdiputada de la CUP en el Parlament Mireia Boya.

Ha asegurado que quiere "volver con toda la seguridad y legitimidad a Cataluña como presidente escogido por el Parlament", y ha criticado que, a su juicio, hay una amenaza para impedir que sea presidente.

"La pregunta que nos tenemos que hacer es si aceptaremos esta situación en la Europa del siglo XXI: Aceptar que un pueblo como el catalán no pueda expresarse y decidir por si mismo quién quiere que rija las instituciones", ha añadido.

Puigdemont ha reivindicado que las elecciones del 21 de diciembre han dejado "una nueva mayoría a favor de la independencia y un Parlament republicano", pese a las dificultades que, según él, ha puesto el Estado.

Por eso, ha cuestionado si el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aceptará estos resultados, porque cree que si no lo hace el Estado enviará un mensaje a Europa de que "los resultados son aceptables dependiendo del resultado" y que hay programas que se pueden aplicar y otros que no.

Además, ha defendido que la solución a la situación entre Cataluña y el resto del Estado llegará por "reconocer que hay un problema político" y a través de la negociación y el diálogo, y no de los tribunales.

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