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Aunque algunos analistas pensamos que Podemos terminará ocupando a medio plazo el lugar de Izquierda Unida y alcanzará una envergadura electoral semejante al que ha tenido –con grandes oscilaciones- esta formación surgida en torno al PCE, hoy parece evidente que la organización encabezada por Pablo Iglesias está teniendo un efecto benéfico desde el punto de vista de la unidad territorial puesto que merma objetivamente el nacionalismo radical al restar votos a las organizaciones de este signo. Tanto en Cataluña como en Euskadi.

En Cataluña, Esquerra Republicana es un partido de aluvión, asambleario y radical, que ha englobado históricamente a nacionalistas de izquierdas (un espécimen singular que bordea el oxímoron, ya que es difícil de entender que un progresista sea nacionalista) a anarquistas y a diversas ramas del conglomerado de fuerzas antisistema. Y las encuestas ponen de manifiesto que ERC ha experimentado el zarpazo electoral de Podemos, hasta el punto de haberle impedido protagonizar el ‘sorpasso’ con relación a CIU, cuando ya parecía tenerlo al alcance de la mano en las series de encuestas.

OTROS ASPECTOS A TENER EN CUENTA

Las encuestas ponen de manifiesto que ERC ha experimentado el zarpazo electoral de Podemos...

Así por ejemplo, el sondeo de Feedback para “La Vanguardia” publicado el pasado 2 de mayo otorgaba a ERC 26-27 escaños (en la actualidad tiene 21), lejos de CiU, que tendría 35-36 (50), en un mapa en que irrumpe Podemos con 6-8 escaños y en que Ciudadanos da un salto espectacular, hasta los 26 escaños (9).

En Euskadi, se produce un efecto parecido: según la encuesta del Gobierno Vasco publicada el 8 de mayo referente a las Juntas Generales de las Diputaciones Forales que se eligen también este domingo, Podemos conseguiría un 12,3% en Vizcaya, un 12,2% en Álava y un 11,1% en Guipúzcoa; en esta última provincia, seguiría ganando EH-Bildu como actualmente pero con el PNV pisándole los talones.

En el caso de Cataluña, donde como es conocido se está deshinchando el sector nacionalista, Podemos podría tener un efecto decisivo en las elecciones autónomicas del 27 de septiembre –si llegan a celebrarse como amenaza el presidente de la Generalitat, que es quien puede convocarlas- ya que sus escaños se computarán como no independentistas.

Es evidente que Podemos, que ha fluctuado ideológicamente hacia la moderación de la mano de Íñigo Errejón para arañar sectores del centro, no presenta todavía un ideario claro, por lo que las cábalas anteriores tienen un valor relativo, más entomológico que práctico.

Antonio Papell

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