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Aún no ha pasado ni una semana desde que el Brexit se materializó, pero la Unión Europea ha decidido no perder el tiempo y ya prepara su ofensiva para intentar captar el negocio que abandone la City de Londres ante las complicaciones que plantea la nueva situación de Reino Unido. Los Veintisiete planean suavizar algunos aspectos de la normativa MiFID II para garantizar su posición y, a la vez, dificultar todo lo posible la negociación de los británicos con bancos y demás entidades financieras.

La Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros, más conocida por sus siglas en inglés MiFID II, es un reglamento con ambiciosas reformas que entró en vigor en enero de 2018. Se elaboró para dar más seguridad a la operativa del mercado y para proteger a los inversores, con el objetivo de evitar que se repitiesen los problemas que la crisis había puesto de manifiesto.

MiFID II introdujo un mercado único y un régimen regulatorio común estricto para los servicios financieros en toda la Unión Europea. También en Reino Unido, que acató esta normativa igual que el resto de Estados miembro, y ahora esa decisión podría darle más de un dolor de cabeza. Y es que si la Unión Europea 'enmienda' MiFID II para suavizar alguno de sus aspectos más duros y así venderse mejor como destino a los negocios que se planteen abandonar la City, eso podría complicarle las cosas, y mucho, a los británicos.

Según apunta Bloomberg, Berlín, París y Bruselas ya sondean a bancos y otras empresas financieras sobre la posibilidad de modificar aspectos de MiFID II como las políticas que rigen el gasto en investigación para la inversión, la obligación de mantener un registro de las operaciones o el comercio de acciones, derivados y materias primas. Unos cambios que asegurarían la posición europea y, además, el dominio de Deutsche Boerse frente a London Stock Exchange en lo que respecta a los futuros y otros derivados que cotizan en bolsa.

Ese es el objetivo de la mencionada revisión, que llega en el peor momento para la City, ya que se juega su posición como 'hub' financiero global en la negociación que Reino Unido y la UE iniciarán en marzo para acordar la relación futura, ya que será ahí donde se definirá su nivel de acceso al mercado comunitario. El problema es que los mensajes cruzados que se han enviado Boris Johnson y Bruselas en los últimos días hacen prever que será una negociación muy complicada.

Y eso que está en juego toda la arquitectura que permite a la industria financiera londinense operar como lo hacía hasta ahora. Después del Brexit, el acceso de las empresas de servicios financieros británicas (bancos, aseguradoras, firmas de inversión...) a la UE dependerá de un proceso conocido como 'equivalencia', recientemente actualizado por la Comisión Europea, que exigirá a Reino Unido demostrar que su regulación es al menos tan estricta como la del bloque comunitario.

Este sistema de 'equivalencia' le da a la UE el poder unilateral de decidir si las reglas británicas son lo suficientemente estrictas como para crear un campo de juego similar a ambos lados del Canal de la Mancha. Pero los expertos apuntan que podría cambiar las condiciones del mismo amparándose, precisamente, en la mencionada revisión de MiFID II, lo que apuntalaría la influencia de los Veintisiete frente a Reino Unido.

Se espera que la revisión de MiFID no acabe por frustrar el acceso de las empresas de la City a los mercados de la UE, sobre todo por las implicaciones que eso tendría para inversores tanto británicos como europeos, aunque la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) ha sido tajante sobre la normativa al decir que solo ha tenido un éxito parcial y que, por ello, es necesario hacer ajustes que ayuden a abordar algunos retos importantes que aún quedan por resolver. Como el del Brexit.

EN EL PUNTO DE MIRA

En todo caso, algunos analistas como Neil Wilson, de Markets.com, creen que los rumores sobre los cambios en MiFID II son "bastante insustanciales". En su opinión, si la UE se adentra en este camino lo único que conseguirá es ser "menos competitiva para sus propios bancos y servicios financieros, y hacer a Londres más atractiva" porque Reino Unido "tiene la capacidad de alejarse de las reglas europeas si así lo desea". Aunque le interesa mantener el acceso al mercado común. Este experto señala también que no tiene mucho sentido poner esta cuestión sobre la mesa antes del inicio de las conversaciones comerciales ya que cree que "a pesar del Brexit la City sigue siendo la potencia financiera de Europa, independientemente de lo que piense la UE".

"A pesar del Brexit la City sigue siendo la potencia financiera de Europa, independientemente de lo que piense la UE"

Esta es solo una de las muchas opiniones que circulan al respecto, después de que haya trascendido la posible revisión de MiFID II. Según parece, además de los aspectos antes mencionados Alemania y Francia quieren revertir partes clave de la ley de finanzas que fueron respaldadas por Reino Unido. En concreto, reclaman la revisión de la disposición que se conoce como 'acceso abierto', que debería entrar en vigor a mediados de 2020 y que busca hacer más competitivos los mercados de derivados permitiendo que los contratos se negocien en una bolsa pero se compensen en otra, con lo que las empresas europeas perderán el control sobre los productos que cotizan en bolsa.

La industria podría acoger con agrado algunas de los cambios de MiFID II si ayudan a reducir costes o a aportar más transparencia en el comercio de renta fija y variable. Aunque habrá que ver qué decide finalmente la Unión Europea.

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