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Donald Trump, presidente de Estados Unidos

Donald Trump ha obtenido 'luz verde' del Congreso estadounidense para poner en marcha el 'dinero helicóptero', expresión utilizada cuando los bancos centrales distribuyen dinero directamente a toda la población.

El plan de estímulo estadounidense de 2 billones de dólares supone aproximadamente un 10% del PIB americano para combatir los efectos económicos del Covid-19. El líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, ha calificado la inversión como propia de “tiempos de guerra".

Está diseñado para ayudar a los ciudadanos y a la economía a recuperarse de la pandemia, pero al mismo tiempo entraña un grave riesgo: la hiperinflación. EEUU entregará directamente a cada estadounidense de ingresos bajos y medios un cheque de 1.200 dólares por adulto y de 500 dólares por cada niño a partir del 6 de abril. Para los desempleados, se realizará una extensión del seguro de desempleo a cuatro meses, que será reforzado en 600 dólares por semana.

El Departamento del Tesoro tendrá que imprimir aproximadamente 1 billón de dólares para esta medida. Philippe Waechter, experto económico de Natixis IM, afirma que "el riesgo reside en la pérdida de confianza en el dinero frente a la política económica excesiva y la emisión considerable de deuda mientras la economía continúa deteriorándose por falta de inversión".

Por ello, considera que "lo más probable es una hiperinflación" debido a que "la política económica no permite ajustes macroeconómicos y la financiación monetaria continúa a un ritmo insostenible". Está claro que EEUU no es Venezuela, pero también que imprimir dinero no soluciona las cosas mágicamente.

"El peligro de la financiación monetaria no radica en la técnica en sí, sino en su naturaleza adictiva. Una vez que se ha encendido la imprenta del dinero, existe el peligro de que la disciplina presupuestaria desaparezca de una vez por todas", advierte RaboBank.

En España, el Gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado la puesta en marcha de una renta mínima ("ingreso mínimo vital" en palabras del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá). Aún no se conocen los detalles, pero irá destinada a los "más vulnerables" que no han podido acceder a otro tipo de ayudas económicas planteadas por el Ejecutivo desde la declaración del estado de alarma.

Dos enfoques diferentes para un mismo problema en una situación, no obstante, considera excepcional. En general, los analistas han aplaudido las medidas tomadas hasta la fecha. "La respuesta de la política global a la recesión del coronavirus es espectacular y sin precedentes", valora la firma Berenberg.

"Los encargados de formular políticas en todo el mundo avanzado y más allá están ofreciendo crédito barato, flexibilización cuantitativa ilimitada, inyecciones de liquidez, garantías ilimitadas de préstamos, exenciones de impuestos, pagos en efectivo y generosos subsidios de empleo. Han adoptado una actitud simple ante esta crisis: 'lo que sea necesario, lo que funcione y durante el tiempo que sea necesario'", añaden estos analistas.

No obstante, como ha advertido Ben Bernanke, expresidente de la Fed que tuvo que lidiar con la crisis financiera de 2008, "nada va a funcionar, la Fed no va a ser de ayuda, la política fiscal no va a poder ayudar si antes no lo hacemos bien con la salud pública, si no resolvemos el problema del virus, de la infección, asegurando que el riesgo ha bajado lo suficiente antes de hacer volver a la gente a la línea de fuego".

En la misma línea, Berenberg añade que "es demasiado pronto para decir que se ha evitado una crisis financiera". Pero añaden que, si la pandemia comience a desvanecerse, "el panorama económico podría volverse significativamente más brillante de nuevo" gracias a las medidas adoptadas. En ese escenario, el 'dinero helicóptero' habrá dado resultado. Pero si la pandemia dura más de lo previsto, los cimientos del sistema económico global podrían tambalearse.

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