• El tuit de la presidenta del Santander disparó las acciones y los bonos de DIA
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Sebastián Albella, presidente de la CNMV

La presidencia de Sebastián Albella en la CNMV ha entrado definitivamente en la cuesta abajo. El famoso tuit de Ana Botín que anunciaba la salvación de DIA le ofrecía una ocasión inmejorable para frenar su deriva y recuperar el respeto del mercado que tuvo al principio de su mandato, pero la ha desaprovechado lamentablemente. El viernes anunció que "no existe base suficiente para iniciar un procedimiento sancionador", y la presidenta del Santander se va de rositas. Peor suerte ha corrido su tío Jaime, pues el Supremo ha ratificado la multa que le puso la CNMV... antes de Albella.

Albella no es un ingenuo y sabe perfectamente que la decisión de no sancionar a la presidenta del Santander no hay por dónde cogerla. Por eso, la comunicó el viernes al cierre del mercado, el momento de la semana en que puede pasar más desapercibida.

Y encima, se le nota la mala conciencia al añadir que "en todo caso, a la luz del análisis realizado y con el objetivo de contribuir a que la difusión de información privilegiada relativa a valores cotizados se produzca siempre de un modo ordenado, la CNMV está considerando la posibilidad de publicar criterios adicionales (...) acerca del momento, condiciones y otros aspectos que tanto los emisores de valores como las personas o entidades distintos del emisor deben tener en cuenta en el tratamiento, transmisión a terceros y difusión de información relativa a operaciones financieras o corporativas relevantes".

Traducido al román paladino, esto viene a decir que, aunque la CNMV no se atreve a sancionar a Botín, es consciente de que el famoso tuit no es aceptable y va a dar unos criterios más estrictos para que no vuelva a pasar (y si pasa, podrá sancionar alegando que ya había dado esos criterios que no existían cuando se libró la presidenta del Santander).

¿QUÉ PASÓ EL 20 DE MAYO?

Como se recordará, el 20 de mayo vencía el plazo para que DIA alcanzara un acuerdo con la banca para refinanciar su deuda o, de lo contrario, debía presentar el concurso de acreedores al encontrarse con patrimonio neto negativo. Y la negativa del Santander a aceptar las condiciones firmadas por el resto de entidades -porque entendía que daban un trato de favor a los bonistas frente a los bancos- parecía inclinar la balanza hacia el peor escenario.

Ese día, en un encuentro con periodistas, Botín reiteró su disconformidad con la propuesta de LetterOne (el holding del inversor ruso Mikhail Fridman). Peor unas horas más tarde, antes del cierre del mercado, publicó un tuit en su cuenta personal que anunciaba un acuerdo: "Finalmente, el presidente de LetterOne se ha comprometido a trabajar para eliminar la discriminación entre bonistas y bancos de DIA, lo que creemos es un tratamiento justo". "Santander de manera responsable ha decidido apoyar a DIA y sus empleados", agregaba.

La reacción del mercado fue inmediata. Las acciones de la cadena de supermercados eliminaron una caída superior al 5% y cerraron planas. Y los bonos también lograron fuertes subidas. Toda una manipulación de mercado sobre una operación que tenía en vilo a decenas de miles de accionistas, empleados y proveedores sin hecho relevante -que se publicó horas después con el mercado cerrado- ni suspensión de cotización. Por si eso fuer poco, el tuit no respondía a la verdad, puesto que el acuerdo definitivo no mejoraba la posición de los bancos frente a los bonistas.

JAIME BOTÍN SÍ TENDRÁ QUE PAGAR, PERO...

La buena estrella de Ana Botín contrasta con la de su tío Jaime, ya que el Supremo ratificó la semana pasada la multa de 300.000 euros que le había impuesto la CNMV en 2013 (bajo la presidencia de Elvira Rodríguez) por ocultar un 8% del capital de Bankinter durante años. El hermano de Emilio Botín tuvo que aflorar esa posición en 2010 cuando Hacienda denunció ante la Audiencia Nacional a todo el clan por sus cuentas secretas en el HSBC de Ginebra, incluidas en la famosa Lista Falciani; dentro de ese secreto, estaban las acciones de Bankinter (hasta entonces, solo tenía declarado el 16%).

Tampoco es que 300.000 euros vayan a suponer un gran quebranto para la fortuna de Jaime Botín, famoso por intentar sacar de España ilegalmente un Picasso en su yate. Es más, la Audiencia Nacional rebajó la cantidad inicial propuesta por Rodríguez, que era de 500.000 euros.

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