ep 21 june 2019 belgium brussels president of france emmanuel macron l and belgian prime minister charles michel attend the second day of the eu summit photo pool eric vidalbelgadpa
Pool Eric Vidal/BELGA/dpa

Los líderes de la Unión Europea se reúnen este jueves para intentar cerrar un acuerdo sobre el presupuesto del bloque durante los próximos siete años con pocas esperanzas de lograrlo por las profundas diferencias que existen todavía entre las capitales europeas, divididas entre los partidarios de mantener la dotación de fondos agrícolas y regionales y los que reclaman recortes en estas dos políticas tradicionales.

El presidente del Consejo europeo, Charles Michel, convocó de manera extraordinaria a los Veintisiete para zanjar esta cuestión y no dar espacio a la posibilidad de llegar al 1 de enero de 2021 con las cuentas comunitarias sin fijar, un escenario que podría incluso suponer la paralización de algunos programas europeos.

En este contexto, la cumbre comenzará el jueves con una propuesta elaborada por el belga como punto de partida que no satisface a una amplia mayoría de capitales, aunque por razones muy distintas.

Las negociaciones se podrían prolongar hasta el viernes y llegar incluso hasta el sábado, según diversas fuentes, que no descartan la posibilidad de convocar una nueva cumbre en marzo para desbloquear la situación. Entre los retos está encontrar un presupuesto que ya no contará con los 10.000 millones de euros anuales que aportaba Reino Unido pero debe servir para financiar las políticas tradicionales y nuevos desafíos como la lucha contra el cambio climático, la digitalización o la gestión de migración y fronteras.

A pesar de la dificultad de las negociaciones, el equipo de Michel confía en que la cumbre extraordinaria sea suficiente para lograr el acuerdo, un optimismo que algunas delegaciones nacionales rebajan. "Quizás hace falta un poquito más de tiempo y hay que dárselo", señalan fuentes diplomáticas, que sólo contemplan un acuerdo en esta reunión si hay cambios "muy sustanciales" en las posiciones de los socios.

Los Veintisiete se dividen, en términos generales, en dos grandes grupos. Por un lado, una quincena de países del sur y del este de Europa, entre los que se encuentra España y que defiende una dotación fuerte para la Política de Cohesión, de la que salen los fondos que reciben las regiones.

Además de que esta partida sea "sólida", Pedro Sánchez pedirá mantener el nivel actual de la Política Agrícola Común (PAC) y en esta batalla cuenta con el presidente francés, Emmanuel Macron, como un aliado natural.

Sin embargo, Cohesión y PAC son precisamente las partidas con más recortes en la propuesta lanzada por Michel: el tajo en los fondos de cohesión sería del 12% y el de los agrícolas crecería hasta el 14%, con una disminución del 10% de las ayudas directas que reciben los ganaderos y agricultores.

Frente a los "amigos de la cohesión", los denominados "cuatro frugales" --Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia-- abogan por un presupuesto mucho más pequeño con importantes recortes en las políticas tradicionales. El objetivo, defienden, pasa por financiar nuevas prioridades como la transición digital o la lucha contra el cambio climático a medida que pierdan peso la Cohesión y la PAC.

"Sobre la Cohesión, queremos recortarla, pero dejamos a otros decidir dónde", han zanjado fuentes diplomáticas de este grupo de países, que ven inaceptable el proyecto del presidente del Consejo europeo porque contempla un presupuesto con un tamaño superior a sus pretensiones.

En concreto, Michel propone un presupuesto de la UE equivalente al 1,074% de la renta nacional bruta (RNB), mientras que estos cuatro países consideran que no debería superar el 1%. Además, exigen que se mantengan las correcciones financieras establecidas para evitar que su contribución se dispare, algo que deben pagar el resto de socios.

Al debate sobre los programas de gasto hay que sumar un frente adicional porque la intención es sumar nuevas fuentes de ingresos a los recursos propios tradicionales derivados del IVA y de los derechos de aduana. Michel, en particular, propone crear un impuesto de 0,80 céntimos por kilogramo de plástico no reciclado e inyectar en el presupuesto comunitario parte de los beneficios conseguidos a través del sistema de comercio de emisiones.

El acuerdo entre los Veintisiete, llegue estos días o más tarde, será solo el primer paso de un proceso que debe contar también con el visto bueno del Parlamento Europeo. La Eurocámara, de hecho, ya ha amenazado con tumbar un compromiso que no cumpla con sus pretensiones, bastante alejadas de las discuten este jueves los Estados miembros porque, en su caso, reclama un presupuesto que se eleve hasta el 1,3% de la RNB.

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