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Rodrigo Rato y Miguel Blesa en el juicio por las tarjetas blackPOOL

Rodrigo Rato va a pasar por tercera vez en menos de cuatro años por el banquillo de los acusados. El expresidente de Bankia suma a su lista de acusaciones del caso Bankia y las tarjetas black el delito de corrupción entre particulares, del que le acusa la Fiscalía en el llamado caso Rato. Otro juez llevará a juicio al exvicepresidente del Gobierno, en este caso por el por el supuesto cobro de mordidas en contratos de publicidad de Caja Madrid y Bankia.

Rato cumple actualmente condena por el caso de las tarjetas black. Acusado de un delito de apropiación indebida por gastar 45.000 euros con su plástico opaco en restaurantes, hoteles, agencias de viaje y farmacias, entre otros, el ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) cumple en la prisión de Soto del Real cuatro años y medio de pena.

Su condición de presidiario es, precisamente, la razón que le ha librado de asistir a la mayoría de las sesiones del juicio oral por la salida a bolsa de Bankia, que comenzaron el pasado noviembre y se extenderán hasta el otoño, como mínimo.

En el marco de la causa que investiga las responsabilidades penales por la Oferta Pública de Suscripción (OPS) de Bankia en julio de 2011, la Fiscalía acusa a Rato de estafa a inversores, un delito por el que pide para él cinco años de prisión.

La fiscal del caso, Carmen Launa, amenazó durante el periodo de cuestiones previas con aumentar sus acusaciones a un delito de falsedad contable, aunque no especificó hacia quién podría dirigir esta nueva acusación.

Más allá de Bankia, Rato tiene abierta una causa por presunto blanqueo de capitales, el conocido como caso Rato. El proceso incluye una pieza que investiga el supuesto cobro de comisiones en contratos con empresas de publicidad en los que mediaban sociedades controladas por el expresidente de Bankia, que es la que celebrará próximamente su juicio oral.

SUPUESTO COBRO DE MORDIDAS

El juez Antonio Serrano, titular del Juzgado de Instrucción número 31 de Madrid, ha decidido abrir juicio oral por esta pieza contra el propio Rato y otras once personas por el presunto cobro de ‘mordidas’ a través de una sociedad a su nombre por contratos de publicidad que Caja Madrid y Bankia sellaban con agencias de publicidad.

Los hechos se remontan a 2010, cuando Rato accedió a la presidencia de Caja Madrid. En ese momento, según la acusación de la Fiscalía Anticorrupción, decidió colocar a personas de su confianza en la entidad, como su secretaria, Teresa Arellano, o el exconsejero del banco José Manuel Fernández Norniella, compañero de Rato en los banquillos del caso Bankia y el caso de las tarjetas black.

De acuerdo con el Ministerio Fiscal, Rato canalizaba a través de ellos el cobro de unas comisiones que las empresas contratadas por Caja Madrid abonaban y que más tarde se ingresaban en Kradonara, una sociedad del expresidente de Bankia.

El cobro de comisiones comenzó, presuntamente, a mediados de 2010, cuando Alberto Portuondo, a quien Rato incorporó como asesor externo en la entidad, contactó con las firmas de publicidad Publicis y Zenith para ofrecerles concursos “en condiciones ventajosas y preferentes”. De acuerdo con la Fiscalía, las cantidades “irregulares” de estas dos compañías, que aceptaron el trato, se recibían por parte de la sociedad pantalla Albisa. Concretamente, en 2011 ingresó 1,24 millones y en 2012 otros 778.24 euros. Del total, ingresó a Kradonara más de 800.000 euros.

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