• Hay que acudir al encuentro con una buena preparación para dejar la mejor impresión
  • Es importante no perder la sonrisa en el caso de que el asunto no pinte bien
Mujer trabajo jefa

Una entrevista de trabajo perfecta se apoya en cuatro pilares: la preparación, el conocimiento, la técnica y el cierre. Estos son los cuatro conceptos sobre los que se construye la que puede ser una nueva aventura profesional y los que pueden cambiar la vida de muchas personas.

El primer paso hay que darlo antes incluso de comenzar la entrevista. La consultora Robert Walters indica que es fundamental llegar al encuentro con parte del camino recorrido, ya que con esta actitud, se disparan las posibilidades de salir de la entrevista con un nuevo empleo bajo el brazo.

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1- Preparación:

Hay que conocer a fondo la historia y cultura de la empresa

La preparación es clave. Este paso ayuda a llegar la entrevista con mayor sensación de seguridad. Hay que conocer a fondo la historia y cultura de la empresa, así como el nombre y cargo de la persona que nos ha citado.

También es muy importante saber bien en qué línea se mueve la compañía para acudir a la cita con la vestimenta más adecuada. Además, es fundamental hacer un buen repaso a la carrera profesional de uno mismo para controlar bien los detalles, cifras o datos que puedan ayudar a conseguir el puesto.

Por último, la consultora hace referencia a una serie de preguntas que se pueden llegar a realizar al entrevistador, como: “¿Por qué está disponible el puesto? ¿Qué papel desempeña en la organización? ¿Hay programas de formación dentro de la compañía?”.

2- Conocimiento:

Este consejo se divide en dos partes. Primero hay que hablar de las competencias relatando cómo ha sido la experiencia a la hora de trabajar en equipo y, de haberse producido, hacer referencia a los problemas y causas que se han dado al trabajar con otros compañeros. También hay que hablar sobre cómo se ha funcionado cuando se han establecido fechas límites y si se han cumplido adecuadamente los plazos fijados.

Otro de los puntos importantes a los que hay que referirse es a la anticipación y solución de problemas. En este sentido, se puede hablar de cómo se vislumbró el conflicto, qué herramientas se utilizaron para solucionarlo y si las decisiones adoptadas fueron efectivas o no.

Mientras, la segunda parte de este segundo punto está relacionada con el conocimiento más técnico. En este apartado, lo más conveniente es sacar a relucir las aptitudes de cada uno y hacer referencia a lo bien que encajarían con las competencias del puesto ofertado. También hay que hablar de los logros cosechados en experiencias profesionales anteriores.

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3- Técnica:

Pero, como es normal, todo el discurso no vale de nada si no va acompañado de un comportamiento adecuado. Hay que saber diferenciar entre lo que se puede hacer y lo que no. Así, es necesario saludar al entrevistador con un buen apretón de manos y referirse a esta persona por su cargo y apellidos. Otra cosa importante es no sentarse hasta que el entrevistador lo indique.

Una vez en la mesa, hay que mantenerse erguidos y mirar a los ojos de la persona con la que se habla

Una vez en la mesa, hay que mantenerse erguidos y mirar a los ojos de la persona con la que se habla mientras se toma buena nota de todo lo que dice. No hay que olvidarse de sonreír, mostrarse carismático y tratar de dar la mejor conversación posible. Una vez se han dado estos pasos, hay que sacar a relucir los puntos fuertes que convierten al candidato en la persona ideal para el puesto ofertado y mantener en todo momento una actitud decidida.

Por el otro lado, hay que evitar responder con un simple sí o no, así como mentir o referirse de forma despectiva a jefes que se hayan tenido en el pasado. También hay que rehuir de las preguntas sobre salario, vacaciones o incentivos, ya que esta información la dará a conocer el entrevistador en el momento que considere oportuno.

4- Cierre:

Una vez parece que todo ha terminado, hay que salir del encuentro por la puerta grande. Para ello, hay que dar muestras de interés preguntando cuál es el siguiente paso en el proceso de selección. Además, si se da el caso de que se ofrece el puesto, hay que aceptarlo en el acto o tratar de ser sumamente cortés a la hora de pedir unos días para estudiar la oferta.

Finalmente, en el caso de que la cosa no pinte bien o de que sencillamente se confirme que no se es el candidato elegido para el puesto, hay que seguir manteniendo el ánimo y la sonrisa, ya que el entrevistador puede tomar buena nota de la experiencia para ocupar vacantes que queden libres en el futuro. Es muy importante no olvidarse de agradecer al entrevistador el tiempo que ha dedicado al encuentro.

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