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Los partidos políticos proponen medidas contrapuestas para la fiscalidad de los bancos: los de izquierdas pretenden subirla y algunos de derechas (el PP y Vox), bajarla. Son conocidas las consecuencias negativas que tendría lo primero: menos crédito, deslocalización de beneficios a filiales o a otros países, etc. Pero bajar los impuestos también puede crear un problema muy serio, aunque suene raro. El motivo son los enormes créditos fiscales, que se verían mermados y reducirían el capital de la banca. Con lo que algunas entidades necesitarían un nuevo rescate con dinero público.

¿Bajar los impuestos es malo para alguien? Esto chirría a primera vista y, para entenderlo, hay que partir de la actual situación fiscal de la banca: un sector que no solo no paga impuestos sino que tiene enormes créditos fiscales para seguir sin pagarlos durante muchos años más. La razón es lo que se llaman activos fiscales diferidos (DTA en inglés).

Los DTA son créditos contra la Hacienda pública procedentes de las fuertes provisiones realizadas (sobre todo por el crédito morosoy los inmuebles adjudicados) y de las pérdidas sufridas por el sector financiero en los años de la crisis, y se restan actualmente de los impuestos que pagan las entidades cada año (y seguirán restándose en los próximos años).

Los DTA se contabilizan al tipo del impuesto de sociedades, que es el 30% ahora mismo para el sector financiero. Si ese tipo se baja al 20%, la banca se quedará sin una tercera parte de los créditos fiscales. ¿Y eso es tan grave? A cambio de renunciar a ellos, pagará esos 10 puntos menos impuestos en el futuro -al menos, hasta que otro Gobierno vuelva a modificar el impuesto-. No parece tan grave, ¿verdad? Pero sí lo es, por que los DTA afectan a la solvencia.

REDUCIRÍA SU SOLVENCIA Y PONDRÍA EN APUROS A ALGUNAS ENTIDADES

Al ser activos (derechos) que un banco tiene en el futuro, los puede incluir como parte de su capital (y así no le hace falta captar en el mercado capital 'de verdad') y computan para calcular su ratio de solvencia. Ese derecho, en principio, depende de que la entidad tenga beneficios suficientes en el futuro que devenguen una cantidad de impuestos equivalente a los créditos fiscales (algo incierto), por lo que las normas de solvencia de Basilea III obligaron a restarlos del capital. Para evitarlo, los distintos Gobiernos nacionales, incluido el español, garantizaron la recuperación íntegra de una parte de esos créditos fiscales (los llamados monetizables) aunque no se alcance el nivel de beneficios necesario, a cambio del pago de una tasa anual del 1,5% de esos DTA.

Por tanto, si el tipo del Impuesto de Sociedades baja al 30% y, como hemos visto más arriba, los DTA se reducen en una tercera parte, su aportación a la solvencia de las entidades también se reducirá en esa proporción; esto es, los niveles de capital de los bancos españoles disminuirían notablemente. En ese caso, varias entidades se quedarían por debajo de los requisitos que les impone el BCE, lo que les obligaría a captar ese dinero en el mercado mediante ampliaciones de capital. Eso supondría un coste altísimo para el sector -se estima que el coste implícito del capital anda por el 12%- y, además, si alguna fuera incapaz de lograrlo, habría que rescatarla con dinero público.

HARÍA FALTA CAPTAR UNOS 13.000 MILLONES

¿Estamos hablando de mucho o poco dinero? El problema es que nadie lo sabe a ciencia cierta porque ni Hacienda ni el Banco de España publican las cifras. Los medios han tomado como aproximación 50.000 millones en total, de los que unos 39.000 son monetizables, que son más o menos las estimaciones de la Airef y Goldman Sachs. Sin embargo, el Boletín Económico de ICE eleva la estimación total a 69.000 millones. En todo caso, la tercera parte de esos 39.000 millones garantizados (si la rebaja del impuesto fuera del 30% al 20%) serían unos 13.000 millones de nuevo capital que tendría que captar la banca.

Esta es la razón por la que en 2014 Cristóbal Montoro dejó fuera al sector financiero de la rebaja del Impuesto de Sociedades del 30% al 25%: por la pérdida de los créditos fiscales y su impacto en la solvencia (otra cosa es que lo vendiera como que bajaba los impuestos a todas las empresas menos a los 'malvados' bancos). Y por la que aplicar esa rebaja ahora como proponen el propio PP y Vox tendría consecuencias potenciales muy negativas. Por increíble que suene, los bancos quieren seguir pagando más impuestos.

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