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Semana decisiva en Reino Unido, otra vez. El Parlamento se reúne para decidir el rumbo que tomará el Brexit, y, con ello, el futuro de los británicos. Los diputados tienen en sus manos resolver cómo y cuándo saldrá el país de la Unión Europea, tras meses de idas y venidas. Y la decisión debe tomarse ya, porque apenas quedan dos semanas para la fecha fijada inicialmente en el calendario para el Brexit: el 29 de marzo.

La primera ministra británica, Theresa May, y la Comisión Europea han negociado hasta el último momento. Tras un fin de semana de intensas reuniones, el destino del Brexit pasa por lo que decidan los legisladores este martes 12. Es la fecha elegida por la 'premier' para volver a someter al 'voto significativo' de la Cámara de los Comunes el Acuerdo de Retirada acordado con Bruselas, tras el varapalo que sufrió el pasado mes de enero (la mayor derrota de un Gobierno en más de un siglo), cuando fue rechazado por una amplia mayoría de los diputados.

May se enfrenta a una posible nueva derrota, por lo que ha intentado presionar a los diputados advirtiendo que si se rechaza el acuerdo del Brexit "podríamos no salir nunca de la UE". De hecho, los expertos de Oxford Economics apuntan que, tal como están las cosas, "parece muy improbable que la 'premier' pueda ofrecer a los diputados algo sustancialmente diferente al Acuerdo de Retirada que rechazaron en enero".

No obstante, el 'caos político' podría evitarse porque esa ya no es la única opción que está sobre la mesa. Como explicó la primera ministra en su última comparecencia en el Parlamento, si los legisladores rechazan el Acuerdo de Retirada, el miércoles 13 habrá una nueva votación, esta vez para que Westminster decida si Reino Unido abandona el bloque comunitario sin acuerdo. Es decir, para determinar si hay Brexit 'duro'.

Y si esa opción también es rechazada, el jueves 14 se votará la prórroga el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que es el que regula la salida de un país de la UE. Esta posibilidad, que según ha dicho May sería una prórroga "breve y limitada", ha ido cogiendo peso en los últimos días, ya que posibilitaría renegociar largo y tendido con Bruselas y permitiría redefinir posturas en el Parlamento británico, donde las diferencias entre partidos, e incluso entre diputados de la misma formación, han quedado de manifiesto en las últimas semanas. Solo hay que recordar la reciente renuncia de legisladores 'tories' y laboristas.

Con esta opción, si es aceptada por Bruselas se podría dar impulso a un Brexit más suave o incluso a un segundo referéndum, algo que los euroescépticos quieren evitar a toda costa. Por eso, al poner la prórroga sobre la mesa, y asegurando que no podría ir más allá de junio o, de lo contrario Reino Unido tendrá que participar en las elecciones europeas, May pretende presionar a los diputados conservadores que no la apoyan para que voten a favor del Acuerdo de Retirada.

"Suponiendo que la UE esté de acuerdo (creemos que lo estará), esto permitirá a los diputados aplazar la decisión Brexit un poco más. Pero tarde o temprano tendrán que enfrentarse a las opciones que se les ofrecen: Brexit con acuerdo, Brexit duro o no Brexit", señalan los analistas de Oxford Economics.

CALMA ANTES DE LA TORMENTA

La atención de los mercados y de medio mundo se centra esta semana en Reino Unido. La política volverá a dominar las negociaciones tras una semana tranquila, con pocas referencias macroeconómicas. Es lo que los expertos han llamado 'la calma antes de la tormenta' que se puede desatar en los próximos días. Y es que la incertidumbre por el Brexit parece lejos de disiparse.

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