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Fitch ha rebajado la calificación crediticia de Japón hasta 'A' con perspectiva estable. Aun así, las tres principales agencias de rating mantienen una nota alta para la deuda pública nipona, que Fitch prevé que alcance el 244% del PIB en 2015, una ratio mucho más elevada que la de Grecia.

Este lunes la agencia de rating Fitch ha reducido su calificación para Japón desde 'A+' hasta 'A'. Sin embargo, sigue siendo una calificación alta, aunque avisa del creciente nivel de endeudamiento. Los analistas de la calificadora de riesgos estiman que la deuda alcanzará la ratio de 244% sobre PIB este año, lo que supone el nivel más alto “con diferencia” entre los países que se someten al análisis de Fitch. Sin embargo, el rating sigue siendo alto. Fitch lo tiene en 'A', S&P en 'AA-' y Moody's en 'A1'.

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En Grecia por ejemplo, donde se teme un Grexit y un impago, la deuda sobre el PIB ascendió hasta el 185% en 2014. Sin embargo, no sólo no hay temores de impago en Japón, sino que su deuda cotiza mucho más barata que la estadounidense. El bono japonés a 10 años paga un 0,307% en el mercado secundario, muy por debajo del 1,917% del estadounidense. De hecho, los títulos de deuda japonesa a 10 años se acercan más a los niveles en los que cotizan los alemanes, que están en un 0,165%.

TENEDORES EXTRANJEROS

El nivel de deuda pública japonesa siempre ha sido más elevado que el de otros países desarrollados. Sin embargo, se ha disparado en las últimas dos décadas. En 1996 alcanzó superó la barrera del 100% del PIB, y en 2009 la barrera del 200% de la producción japonesa anual. Las medidas de estímulo económico lanzadas por el Gobierno de Shinzo Abe también acrecientan esta ratio, que según Fitch alcanzará este año el 244%. De hecho, los analistas de la agencia muestran en el comunicado en el que anuncian el 'downgrade' dudas sobre el compromiso fiscal de Abe.

Un primer factor que tiene Japón en contra de, por ejemplo, los países de la zona euro, es la presencia del Banco Central. Llegado el caso que fuera necesario, como última alternativa, la autoridad monetaria podría monetizar la deuda pública con programas de compra de bonos.

No obstante, la razón radica en que Japón no se enfrenta a los mercados internacionales de la misma forma que otras economías. Sólo el 8,7% de la deuda emitida está en manos de inversores internacionales, según datos del Banco de Japón recopilados por ABC. En su gran parte, los tenedores son locales: compañías de seguros, bancos domésticos, e inversores privados e institucionales.

DINERO BAJO EL COLCHÓN

Por otro lado, el largo periodo de baja inflación o deflación que ha vivido Japón hace que los inversores se conformen con tasas de interés reducidas. Además, tienen un sesgo importante a invertir en el propio país en vez de buscar alternativas en el extranjero.

No obstante, este nivel de endeudamiento conlleva riesgos. Su sostenibilidad puede ser un problema ante el envejecimiento de la población. Por otro lado, los japoneses están guardando cada vez más sus ahorros en casa en vez de invertirlos, ante la escasa rentabilidad que ofrecen los bonos públicos o los depósitos bancarios. La población tiene más de 300.000 millones de dólares 'bajo el colchón', según estimó un analista en declaraciones a CNBC. “El dinero ha estado parado tanto tiempo, que es difícil de precisar lo que va a hacer la gente con el dinero en efectivo”, comentó Yasunori Ueno, economista jefe de mercado de Mizuho Securities. En 2014, el ministro de Finanzas, Taro Aso, ya avisó de esta tendencia.

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