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El comisario de Economía, Paolo Gentiloni Dati Bendo/European Commission/d / DPA - Archivo

La actividad económica europea sigue sufriendo los estragos del Covid-19 y la Comisión Europea (CE) ha advertido, en sus previsiones de verano, que la recuperación de la recesión actual será desigual entre las principales economías. Asimismo, España, Italia y Francia se llevarán la peor parte. En concreto, para nuestro país, el organismo europeo ha empeorado sus previsiones y estima una caída del PIB del 10,9% en 2020, así como un incremento del paro en cuanto expiren los ERTE, a causa del duro golpe que recibirá el sector servicios.

Estas expectativas son mucho más sombrías que en primavera, cuando se esperaba un derrumbe del 9,4% y se verán seguidas de un rebote del 7,1% en 2021. El informe publicado este martes prevé unas cifras similares para la segunda y tercera economías del bloque comunitario, cuyo crecimiento también alcanzará cotas cercanas al -11%. Alemania, en cambio, sufrirá menos de lo previsto y el año que viene se habrá recompuesto gracias a unos planes de estímulo que equivalen al 4,7% del PIB y a un generoso paquete de avales del 40% del PIB. En cuanto a los países nórdicos del club de los frugales, se prevén retrocesos de entre el 5% y el 7%: Holanda (-6,8), Austria (-7,1%), Dinamarca (-5,2%) y Suecia (-5,3%).

Las proyecciones del Ejecutivo comunitario son más pesimistas que las últimas emitidas por el Gobierno español, que en mayo preveía una caída del PIB del 9,2% este año, pero algo más optimistas que las del Fondo Monetario Internacional (FMI), que prevé un descenso del 12,8%, o la OCDE, que lo cifra en 11,1%.

Las proyecciones de la Comisión parten del escenario de que no habrá una nueva oleada del virus y el desconfinamiento proseguirá gradualmente, pero Bruselas ha advertido de que no puede descartarse un rebrote que empeore la situación, por lo que ha llamado a acordar pronto el plan de recuperación europeo.

En el caso de España, Bruselas prevé que las medidas de distanciamiento social que se mantendrán en la "nueva normalidad", unidas a los cambios en los comportamientos del consumidor, tendrán un impacto a largo plazo en los servicios que requieren interacción personal, como la alimentación, hostelería, comercio minorista, servicios personales o el entretenimiento.

En el caso del turismo internacional, el impacto se verá agravado por la menor disponibilidad de conexiones aéreas, pese a la reapertura de fronteras.

En el sector manufacturero la actividad se recuperará antes que en el de servicios, mientras que en la industria podría no llegar a normalizarse antes de finales de 2020 por la baja demanda global y los problemas en las cadenas de suministros, dice el informe.

La Comisión espera que el consumo privado empiece a mejorar antes que otros componentes de la demanda, aunque no llegará a recuperar en 2021 los niveles previos a la crisis, mientras que la inversión repuntará más lentamente por la incertidumbre, la baja rentabilidad o la falta de liquidez.

El Ejecutivo comunitario no actualizó en esta ocasión sus previsiones de desempleo, pero advirtió de que habrá "un importante aumento de la tasa de paro y es probable que haya más incrementos conforme se eliminan los ERTE", de los que afirmó que "han ayudado a limitar la pérdida de empleos a gran escala hasta ahora".

En mayo, había previsto un aumento del paro hasta el 18,9 % este año, así como un incremento del déficit hasta el 10,1 % del PIB y de la deuda hasta el 115,6 % del PIB, indicadores para los que tampoco ha renovado las proyecciones.

En cuanto a la tasa de inflación, Bruselas estimó hoy que caerá al -0,1 % este año debido al aumento de los precios del combustible y rebotará hasta el 0,9 % en 2021.

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