MADRID, 14 (EUROPA PRESS)

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza acoge desde este martes 15 de octubre hasta el 26 de enero de 2020 la muestra 'Los impresionistas y la fotografía', en la que el museo pone el foco en las influencias entre ambas disciplinas a través de obras de artistas pictóricos como Monet, Degás o Pissaro, o nombres importantes de la fotografía como Baldus o Bazille.

El director artístico del museo, Guillermo Solana, ha señalado este lunes durante la presentación ante la prensa que ambas disciplinas, pintura y fotografía, adquirieron características entre sí y, "a fuerza de perseguirse, cada una de las artes se volvió más parecida a la otra que a sí misma".

Según ha explicado, a grandes rasgos, la fotografía adoptó el punto de vista y el encuadre de la pintura, mientras que los artistas pictóricos hicieron suyo el espíritu del "aquí y ahora", la "fugacidad" y los "aspectos efímeros", tal y como muestran los 66 óleos y el centenar de fotografías de esta exposición, procedentes de instituciones como el Paul Getty Museum de Los Ángeles, el Musée d'Orsay de París o la Fondation Beyeler de Basilea.

La comisaria de la exposición, Paloma Alarcó, jefe de conservación de Pintura Moderna del Museo Thyssen, ha señalado que entre los motivos por los que los impresionistas cambiaron la tradición pictórica, más allá de su deseo de ruptura, puede explicarse por su relación con la fotografía, que nació hace 180 años en una "pugna entre el realismo y el idealismo".

Tal y como ha señalado, los pintores se fijaron en la "instantaneidad" y en la "posibilidad de detener" un momento, lo que llevó a estos artistas a pensar en el mundo "en constante transformación y en la necesidad de captarlo antes de que se escape".

Además del "aquí y el ahora", los pintores se interesaron en incorporar la "imagen fragmentada", porque pensaron que el mundo ya no podía representarse como una "totalidad", lo que les llevó a mostrar una "mirada selectiva" y a apostar por la bidimensionalidad.

También, la fotografía condujo a la reproductibilidad y la repetición, lo que asimismo llevó al trabajo en serie y a buscar los diferentes momentos del día.

Del mismo modo, los fotógrafos jugaron con las técnicas para reivindicar el aspecto artístico de sus trabajos, ya que la excesiva comercialización de la fotografía a mediados del siglo XIX restó valor a las creaciones, según ha explicado Alarcó.

PAISAJE, CIUDAD, CUERPOS O RETRATOS

La exposición 'Los impresionistas y la fotografía' se divide en nueve secciones, que repasan la confluencia de intereses entre fotógrafos y pintores: 'El bosque', 'Figuras en el paisaje',, 'El agua', ' En el campo', 'Los monumentos', 'La ciudad', 'El retrato', 'El cuerpo' y 'El archivo'.

La exposición arranca con el bosque, género dominante en la pintura francesa y uno de los motivos preferidos de los fotógrafos artistas. Entre otras obras, destacan obras de los precursores del impresionismo, como Courbet, Corot, Rosseau o Daubigny, que se confrontan con las fotografías de Le Gray, Cuvelier o Henri Le Secq.

La muestra continúa con la pintura al aire libre y se ponen en relación los retratos de exteriores de los familiares de Frédéric Bazille y los retratos fotográficos de grupo de Édouard Baldus.

Uno de los ejemplos del interés que suscitó la fotografía en los impresionistas tiene su origen en las imágenes que varios fotógrafos realizaron de monumentos históricos de Francia, contratados por el gobierno galo. Los pintores, atraídos por las vistas de los edificios góticos, reprodujeron estas construcciones en sus pinturas, como es el caso de la serie que Monet realizó de la catedral de Ruán.

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