Desde el pasado 1 de enero de 2020 es posible encontrar en algunas estaciones de servicio un nuevo combustible: el E10. Se trata de una nueva gasolina que, a diferencia de la tradicional E5, aumenta la cifra de etanol en su mezcla hasta el 10%.
El etanol es un compuesto químico utilizado como biocombustible que se puede producir a partir de vegetales y de reciclados de aceites o parafinas, entre otros. Aunque la gasolina utilizada hasta la fecha ya cuenta con un 5% de este compuesto en su mezcla -de ahí su nomenclatura E5-, la nueva normativa ha dado luz verde al aumento de esta cifra.
De este modo, el E10 se posiciona como una nueva alternativa más ecológica respecto a la gasolina más extendida hasta el momento, ya que permite reducir la cifra de emisiones de gases de efecto invernadero y utiliza una mayor proporción de esta energía alternativa a la gasolina.
Por este motivo, las diferentes autoridades competentes –Unión Europea y Gobierno- han recomendado a los usuarios de vehículos de gasolina hacer uso de este nuevo carburante. Aún así, antes de dar el paso habrá que tener en cuenta una serie de factores que no le convierten en la opción ideal para todos los vehículos.
El repostaje de gasolina E10 en aquellos motores que no sean compatibles con este combustible puede causar averías a medio y largo plazo. Por suerte, la mayor parte de los vehículos sí permiten hacer uso de este, si bien no es recomendable para aquellos fabricados antes del año 2000 y en una minoría de modelos fabricados desde entonces.
Aunque las fallos por incompatibilidad de combustible no suelen manifestarse a corto plazo, si se hace un uso prolongado del mismo podrían aparecer problemas en los sistemas de anticontaminación, ralentí inestable, taponamientos en el sistema de alimentación del combustible o fallos en los inyectores. Por ello, conviene consultar el manual del vehículo o ponerse en contacto con el fabricante antes de hacer uso del nuevo E10.