Hace apenas dos años, el debate sobre Amazon se centraba en su falta de rentabilidad. Trimestre sí y al otro también, el ‘monstruo’ del comercio electrónico presentaba pérdidas en sus resultados o tímidos beneficios pese a un crecimiento exuberante de sus ventas. Lo que gran parte del mercado no entendía, o no terminaba de creer, es que la compañía de Jeff Bezos, a punto de superar a Bill Gates como el hombre más rico del mundo, estaba invirtiendo en otras áreas de negocio como si no hubiese mañana.
Y esa siembra está comenzando a traducirse en una sustancial escalada de rentabilidad. Según los últimos resultados del primer trimestre, Amazon registro una subida de ventas del 23% interanual, hasta 35.700 millones de dólares, mientras que su beneficio neto se disparó un 41%, hasta 728 millones. Sus acciones se aproximan a los 1.000 dólares por acción, que suponen una capitalización bursátil para la compañía de 450.000 millones de dólares.
Bajo la superficie contable se esconden dos negocios que están dotando a la empresa de un perfil completamente distinto al que se conocía. Logística, la división dedica a dar servicio a otros vendedores, presenta por primera vez sus números y sus ventas se sitúan en los 6.400 millones de dólares, es decir, casi uno de cada seis dólares de la facturación de la empresa. También crece a un ritmo desorbitado su división de infraestructura virtual Amazon Web Services (AWS), su nube, que aportó uno de cada diez dólares al perímetro de ingresos de la empresa: 3.500 millones de dólares, con un crecimiento año sobre año del 40%