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(Google) |
Tal día como hoy, en el verano de 2004, Google salió a bolsa en medio de una ola de expectación y escepticismo a partes iguales. Fue la mayor salida a bolsa desde la burbuja puntocom y ha mantenido ese título oficioso hasta 2011 cuando debutó Linkedin.
Con Google en bolsa cambiaron radicalmente un par de cosas para las tecnológicas. Primero se derribó el mito de que en Internet sólo había humo para los inversores y que la Red era una moda pasajera. Segundo, que era necesario llevarse bien con el oligopolio de bancos de inversión de Wall Street para poder captar el interés de los grandes inversores.
Google salió a cotizar en el Nasdaq después de realizar una subasta a la holandesa, proceso de puja a la baja por el cual se establece un precio mínimo de las acciones con suficiente masa crítica. Eric Schmidt, Larry Page y Serguei Brin desafiaron las reglas establecidas y confiaron en sus propios usuarios como futuros accionistas de la compañía. Brokers y banqueros de inversión brillaron por su mínima ausencia en la OPV de de Google. La jugada les salió bien.
Una máquina de hacer dinero
Los principales beneficiados de la operación han sido los fundadores, junto a Schmidt, que se convirtieron de la noche a la mañana en multimillonarios oficiales al poner en valor sus acciones de Google. Pero al mismo tiempo, la cúpula de directivos y empleados del buscador ha logrado amasar en estos años decenas de fortunas individuales gracias a las ‘stocks options’.
Precisamente, con el paso del tiempo, las opciones sobre acciones del buscador se han convertido en un lastre para la compañía, hasta el punto de tener que plantearse una escisión de sus acciones en una nueva estructura. Sólo en 2013, Google tendrá que acometer pagos en acciones a sus empleados por valor cercano a los 2.700 millones de dólares.
La cifra es alta, pero Google puede hacerle frente gracias al monumental negocio que ha construido con su herramienta de intermediación publicitaria Adsense-Adwords, que hoy supone cerca del 90% de los 60.000 millones de dólares que factura anualmente. Y su negocio sigue siendo muy simple: intermediar entre anunciante y medio de comunicación.