El inversor español espera una TAE del 9,2% en los próximos 5 años pese a los tipos negativos

El español exige más rentabilidad a su cartera que los europeos, aunque es más cortoplacista y miedoso

  • Según un estudio global de inversión de la gestora Schroders
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Hucha de las pensionesGetty Images

Los tipos negativos no han logrado poner los pies en la tierra a los inversores españoles, que siguen exigiendo una alta rentabilidad a su cartera de fondos. Según un estudio reciente de la gestora Schroders, los españoles esperan que sus inversiones generen una rentabilidad media durante los próximos cinco años del 9,2% anual.

El Estudio Global de Inversión de Schroders 2019 revela que los inversores españoles son, en promedio, más ambiciosos que sus homólogos europeos. En Europa, la TAE esperada para el próximo lustro es del 9%, si bien la media mundial se eleva hasta el 10,7%.

Los tipos, que seguirán estando al 0% o en negativo, como mínimo, hasta la primera mitad de 2020, no suponen un freno a las altas expectativas que tienen los inversores en España, que siguen creciendo. En 2018, su TAE prevista era del 9,1%.

Pero los gestores de Schroders ponen negro sobre blanco para que los inversores no se lleven a engaños. En términos generales, y teniendo en cuenta que la rentabilidad media anual del S&P 500 desde su creación en 1957 es inferior al 8%, “existe una tendencia global hacia un exceso de optimismo”.

Las diferencias generacionales entran en juego. Mientras que los ‘millennials’, más optimistas, esperan rentabilidades medias del 10,3%, los ‘babyboomers’, más cautos, calculan un 7,1%, más en línea con los rendimientos históricos del mercado.

El estudio muestra que los inversores españoles tienen unas expectativas de rentabilidad excesivamente optimistas y que “es poco probable que alcancen sus objetivos de inversión”, advierte Carla Bergareche, directora general de Schroders para España y Portugal. “A pesar de que el 39% de los inversores españoles se define como expertos o con un conocimiento avanzado de la inversión, hay que hacer una gran labor de concienciación. En primer lugar, debemos trabajar sobre los horizontes de inversión, que deben ser mucho más largos, así como sobre su tendencia a tomar decisiones en momentos de incertidumbre que puedan alejarlos más de sus objetivos de inversión”, subraya la directiva.

La brecha entre expectativa y realidad se agranda cuando se analiza el comportamiento errático de los españoles con sus fondos de inversión. El temor a una nueva crisis o a una desaceleración, sumado a todo lo que han corrido las bolsas desde enero tras las fuertes caídas del último trimestre de 2018, está provocando que los clientes traspasen su dinero desde fondos con más riesgo a fondos más conservadores. Los fondos de renta fija tienen captaciones netas de 3.159 millones de euros hasta junio y los monetarios, de 1.067 millones. Por el contrario, los fondos de renta variable (entre los que se incluyen los sectoriales) sufren reembolsos netos de 2.862 millones y los globales (donde están los de retorno absoluto), de 1.502 millones, según Inverco. Si los bancos centrales bajan los tipos, los bonos perderán dinero y la bolsa debería subir, por lo que los inversores están abocados a pérdidas en renta fija y al coste de oportunidad de no aprovecharse de los ascensos en la renta variable.

CORTOPLACISTAS Y MIEDOSOS

El inversor español mantiene sus inversiones de media unos 1,9 años, por debajo de la media europea y global de 2,6 años. De hecho, es de los inversores más cortoplacistas de Europa, sólo superado por Polonia (1,5 años). Está muy lejos de los cinco años que los expertos recomiendan mantener las inversiones. Solo países como Japón, Estados Unidos o Canadá se acercan a esta cifra, con una media de más de cuatro años, según Schroders.

Además, se observa cómo el 74% de los inversores españoles modificó el perfil de riesgo de sus carteras en respuesta a las caídas en los mercados durante el último trimestre de 2018. De ellos, solo el 37% optó por inversiones de mayor riesgo y el resto, por opciones de menor riesgo (40%) o, incluso, efectivo (23%).

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