"La crisis del gas puede tener consecuencias catastróficas"

Ya está afectando a las principales economías europeas y el invierno puede ser peor

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Gasoducto MedgazMEDGAZ - Archivo

Los precios de las materias primas han registrado fortísimas subidas a lo largo del año, debido a la reapertura de la economía mundial tras los confinamientos provocados por la pandemia.

Sin embargo, en los últimos meses, ha destacado en especial la explosión del precio del gas, que se ha disparado un 200% en Europa, un 150% en Asia y un 100% en Estados Unidos. ¿Qué se esconde tras esta abrupta y asombrosa subida?, que amenaza con tener "consecuencias catastróficas", según indican los expertos de RaboBank Research.

En su opinión, la subida en los precios globales del gas natural lleva mucho tiempo en gestación, y es probable que los precios estructuralmente más altos hayan llegado para quedarse.

Su principal impulsor es una gran desaceleración en la producción de gas natural en Estados Unidos, motor de crecimiento global de dichos suministros durante la última década a través de la revolución del 'fracking'.

De hecho, Estados Unidos prácticamente nadaba en gas natural hasta hace unos años, cuando la capacidad de exportación de gas natural licuado (GNL) comenzó a aumentar. Sin embargo, las cosas han cambiado drásticamente en los últimos meses. EEUU ya no está aumentando los suministros y la producción se mantiene bastante por debajo de los máximos previos a la pandemia.

Al mismo tiempo, la demanda mundial sigue aumentando a medida que el mundo intenta cambiar hacia un futuro sin emisiones de carbono. Pero este ambicioso objetivo es simplemente impracticable sin el gas natural, que se ha convertido en un puente importante para alejarse de los combustibles más sucios, como el carbón y el fueloil.

"Como tal, los equilibrios de la oferta y la demanda de gas natural son extremadamente ajustados y los niveles de almacenamiento son críticamente bajos de cara a los meses de invierno de alta demanda. Además, nuestro modelo fundamental indica que las instalaciones de almacenamiento global estarían prácticamente vacías en un escenario de invierno frío. Este sería un escenario catastrófico que el mercado está tratando de resolver, aumentando tanto los precios que la demanda se vea obligada a reducirse", explican los expertos del banco holandés.

En este sentido, los fabricantes de fertilizantes y otras instalaciones industriales se han visto obligados a cerrar en Europa como resultado directo de los altos precios del gas natural. Esto debería ayudar a aliviar la presión en el lado de la demanda, aunque con importantes efectos secundarios, como la amenaza de escasez de alimentos en Reino Unido. Sin embargo, no se vislumbra un alivio por el lado de la oferta.

Además de este problema estructural, hay otros factores "transitorios" que han provocado esta subida estratosférica del gas, que amenaza con convertirse en un shock similar a la crisis del petróleo de 1973 si la situación empeora, según advierten desde Rabobank.

En primer lugar, el invierno pasado fue muy frío y el verano ha sido muy caluroso, lo que ha obstaculizado la acumulación de inventarios. Además, el suministro desde Rusia se ha reducido por las tensiones geopolíticas con Alemania por la certificación del gasoducto Nord Stream 2.

Por otra parte, tal y como está sucediendo en Reino Unido, España, Francia o Italia, la crisis del gas está provocando una gran subida en los precios de la electricidad, lo que pone de manifiesto la dependencia de muchos sectores económicos de su escasez. "Casi toda la economía está involucrada de una forma u otra en un efecto en cascada, tal como hemos visto con otras áreas de interrupción aparentemente inocuas de la cadena de suministro", señalan estos analistas.

En este escenario, consideran probable que se produzca un impacto económico importante en Europa por este ‘shock de oferta’. Según sus cálculos, "la crisis del gas restará un 0,7% al crecimiento de la zona euro en 2022".

En España, la subida de los precios de la electricidad, consecuencia directa de este problema, ha obligado al Gobierno a recortar la retribución de las eléctricas en 2.600 millones de euros y se ha convertido en un problema de primer orden para la recuperación económica, porque resta poder de compra a las familias y aumenta los costes de producción de las empresas.

Según las estimaciones, los altos precios del gas y de la luz se mantendrán durante al menos seis meses, por lo que habrá que seguir muy de cerca la evolución de estos acontecimientos. La amenaza de un invierno frío y de precios aún más elevados puede provocar una crisis de consecuencias imprevisibles, sobre todo porque las economías aún no se han recuperado por completo del impacto provocado por la pandemia de Covid-19.

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