La asociación colombiana que busca desarraigar la mendicidad de la discapacidad

La reacción de Adiscasir no busca ser discriminatoria y, por el contrario, busca evitar que se les catalogue como personas que no son activas en la sociedad, sino que se les valore desde sus capacidades. Ellos saben que son útiles como ciudadanos.

Así lo ratifica Irma Janeth Ortiz Bedoya, psicóloga bogotana que desde sus seis meses de edad tiene limitación funcional en sus miembros inferiores como secuela de una poliomielitis. Sin embargo, ella nunca se ha sentido menos y es ejemplo de su comunidad como orientadora escolar de la Institución Educativa Académico de Cartago y miembro de Adiscasir hace ya 19 años.

"Es muy importante para nosotros que las familias y cuidadores de los miembros de Adiscasir crezcan a través de las reuniones. Hay quienes asisten sin tener limitación física, pero asisten porque se ven motivados por el trabajo que hacemos", dice.

Durante la mayoría de su vida anduvo con bastón, pero ahora usa caminadora para recorridos cortos y viaja en su scooter, una pequeña máquina a motor, cuando debe hacer desplazamientos más largos. Es consciente de sus dificultades pero no por eso se ha sentido disminuida.

Con su llegada a Adiscasir, planteó la necesidad de demostrar precisamente eso, que la discapacidad está en la mente. Para ello, con el acompañamiento de la junta directiva de esa institución, su conocimiento en psicología fue clave para entender que la situación de muchos que ejercían la mendicidad era por problemas de falta de confianza y se ha logrado que en la actualidad ninguno de los integrantes del grupo pida dinero en las calles.

Sin embargo, no contentos con ello, aprovecharon los textos de varios de sus conversatorios y los proyectaron con una editorial europea que los buscó porque le agradaron sus enfoques, pero no solo para publicarlos en español, sino también en inglés y alemán. Ortiz, junto a Édgar Rada, fueron los autores de ese documento.

Aunque no tienen ánimo de lucro, encuentran los espacios para que puedan realizar quincenalmente sus encuentros, en donde discuten temas puntuales y realizan debates al respecto. Todo en el marco de reconocer que su discapacidad no debe ser un limitante ni para ellos ni para sus familias.

Ortiz sabe que la causa, a pesar de estar en un municipio, es un buen principio de oportunidad en Colombia para concienciar en que la discapacidad no debe llevar a la mendicidad.

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