“Toy Boy” o el último patinazo de la ficción televisiva española

Se ha quedado en tierra de nadie. Desde que Antena 3 anunciase el proyecto de Toy Boy, todos empezábamos a sospechar que la cadena había subido un punto su nivel de riesgo. La ficción apuntaba a ofrecer sexo, erotismo e intriga a grandes dosis. Así, todos esperábamos la llegada del 25 de septiembre con expectación. Lástima que todo haya quedado en nada.

No es un desastre absoluto, pero Toy Boy no funciona. A pesar de que la genial Cristina Castaño irrumpe como un torbellino para demostrar su descomunal talento y magnetismo, el resto de la función hace aguas. La trama puede llegar a funcionar, pero la excesiva duración de los capítulos (70 minutos) se convierten en un lastre. Demasiado tiempo sin que ocurra nada y demasiadas tramas carentes de interés. En medio de todo, una Maria Pedraza que patina a lo bestia. Imposible creerse nada de ella. Grave error de casting para una serie que termina por dejarnos fríos.

¿De que va Toy Boy? Hugo Beltrán (Jesús Mosquera) es un stripper joven, guapo y despreocupado. Una madrugada se despierta en un velero, tras una noche de fiesta y excesos, al lado del cadáver quemado de un hombre. Es el marido de Macarena, su amante (Cristina Castaño), una mujer madura y poderosa con la que mantenía una tórrida relación.

Hugo no recuerda nada de lo que ocurrió la noche del crimen, pero está seguro de que él no es el asesino, sino la víctima de un montaje para inculparlo. Tras un rápido juicio es condenado a quince años de cárcel. Siete años más tarde, en la cárcel recibe la visita de Triana Marín (María Pedraza), una abogada joven que, en representación de un importante bufete, se ofrece a ayudarlo, reabrir el caso y tratar de demostrar su inocencia en un nuevo juicio.