Secuencias míticas que fueron improvisadas (II)

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Cuando te rodeas de algunos de los mejores actores del planeta y les das libertad para que le den rienda suelta a su talento, lo normal es que nazcan momentos como los que hoy te ofrecemos. Muchas de las secuencias más míticas de la historia del cine no aparecían en sus correspondientes guiones, sino que son fruto de la improvisación de los sensacionales intérpretes que las protagonizan. Atentos, porque resultan de lo más sorprendentes.

– El Padrino: ¿Recuerdas el gato que sostiene en su regazo el mismísimo Vito Corleone (Marlon Brando) en la primera entrega de “El Padrino”? Pues parece ser que el minino en cuestión se coló en el set y Bando decidió que acariciarlo mientras impartía su “justicia” le daría un curioso toque al personaje.

 

– Star Wars: El Imperio Contraataca: “Improvisaciones Harrison Ford” nos ofrece hoy uno de los grandes momentos de su carrera. Antes de ser encerrado en carbonita, la Princesa Leia (Carrie Fisher) le declaraba su amor a Han Solo. ante ello, el guión apuntaba a que Ford debía responderle “Yo también te amo”, pero el actor decidió sustituirlo por el mítico “Lo sé”.

 

– Blade Runner: Pocos momentos de cine han conseguido emocionarnos más que ese final entre Rick Deckard (Harrison Ford) y el replicante Roy (Rutger Hauer). Después de perdonarle la vida a Deckard y de su inolvidable monólogo, Hauer pronunciaba ese “Todos esos momentos se perderán en el tiempo…”, pero se sacaba de la manga el hermosos “…como lágrimas en la lluvia”.

 

– La Chaqueta Metálica: Una de las cosas por las que siempre recordaremos la cinta de Stanley Kubrick es por las baterías de improperios soltados por el sargento de artillería Hartman (R. Lee Ermey). El director estimó en su día que un 50% de los insultos fueron improvisados por el intérprete.

 

– El Resplandor: Momentazo por cortesía de Jack Nicholson en el clásico de terror. Durante el ataque de ira de Jack Torrance, el personaje arremete con un hacha contra la puerta del baño donde se esconden su mujer y su hijo. En el momento en el que introduce la cara por la puesta astillada, el gran Jack nos regala su improvisado e inolvidable “¡Aquí está Johnny!”.

 

(Parte I)

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