Si eres un tipo de 1,52 m se antoja difícil convertirte en una estrella del cine. Lo que podría haber sido un impedimento en una industria plagada de cuerpos esculturales, acabaría por convertirse en una seña de identidad más de las muchas por las que siempre le hemos reconocido.
Danny DeVito no necesitó más de un metro un medio de estatura para ganarse a todo el planeta. La simpatía, el talento y el carisma del menudo actor hacía de él uno de los intérpretes más cotizados de las últimas décadas. A pesar de papeles en cintas como “Alguien voló sobre el nido del cuco” (1975) o “La Fuerza del cariño” (1983) , sería la serie “Taxi” la que lanzaría una carrera arrolladora. Su papel de Loui De Palma le valía el Globo de Oro, pero también le servía para conseguir un buen puñado de oportunidades que no dejaría escapar.
“La Joya del Nilo”, “Tras el Corazón Verde”, “Tira a mamá del tren”, “La Guerra de los Rose”, “Batman Returns”, “Los Gemelos golpean dos veces”, “Pulp fiction”, “Mars Attacks!”, “Matilda”, “L.A. Confidential”, “Legítima Defensa”, “Man on the Moon”… Así podríamos pasarnos todo el día. Trabajos emblemáticos es lo que sobra en la carrera de un tipo aclamado por su talento para la comedia, pero que siempre demostró ser capaz de clavar el papel en cualquier género al que se enfrentase.
Con el nuevo milenio llegaría el principio del fin. El sensacional actor comenzaba a alejarse paulatinamente del gran público. A penas algún papel como el de “Big Fish” lograba rescatar a un actor cuya agenda se iba vaciando de manera preocupante. firmaba cuatro películas por año pasaba a tener algún papel residual cada dos años. Hoy Danny DeVito tiene 76 años, un momento ideal para que algún director con dos dedos de frente decida volver a apostar por un actor que todavía tiene mucho que darnos. Puede que la secuela de Los Gemelos golpean dos veces y Dumbo contribuyan a su renacimiento.