Ópera prima: “THX 1138” de George Lucas

thx1138

A George Lucas se le abrieron las puertas de la gloria cinematográfica el día en el que se le ocurrió mezclar  aventuras, mitología (clásica, western, samuráis), humor, romance y acción en una cinta de ciencia ficción. Fue la primera película de la saga La guerra de las galaxias (1977). Pero el bueno de Lucas ya llevaba tiempo trabajando en el mundo del cine. Desde mediados de los 60 había estado realizando cortos y algún documental, como el caso de The Making of Rain People, película de su amigo Francis Ford Coppola. Fue Coppola el que se encargó de animar a Lucas para dar un salto en su carrera.

El director nacido en 1944 en el Modesto (California )se enfrascó en 1971 en el rodaje de su primera película. Solo tenía 26 años. Coppola se encargó de producir THX 1138, una cinta de ciencia ficción de estética atractiva e imaginativa y de guión inspirado en los clásicos del género. Lucas partió de un cómic (y de muchas famosas novelas) para crear una historia ambientada en un futuro aparentemente feliz y armónico en el que, como no podía ser de otra manera, un individuo se rebela para alcanzar la libertad. Libertad que ha sido sacrificada en favor del control y la paz. Todo esto nos suena mucho…

THX 1138 no es una película muy original. Pero tampoco lo es La guerra de las galaxias. Ni American Graffiti (1973). La habilidad de George Lucas, como la de Spielberg y otros, está en apropiarse de recursos, estéticas y elementos de procedencias varias para generar obras genuinas, atractivas y muy efectivas (en general). THX fue una lección de aprendizaje para el joven Lucas resuelta con bastante brillantez.

Robert Duvall es el protagonista de esta historia. Este actor era una habitual de las cintas de Coppola y aportó su habitual solvencia interpretativa. Su personaje intentará escapar de una ciudad futurista localizada en un punto indeterminado. Lucas actúa con inteligencia y oculta muchos detalles para intrigar al espectador y ahorrase costes en decorados y puesta en escena. La estética de THX es el principal atractivo (policías, motos, cárceles sin barrotes, ese blanco cegador, etc.) En ella todo huele a años 70, eso sí.

Todo ello concluye con un final abierto clásico que cierra de la mejor forma posible la ópera prima de George Lucas. Un buen inicio en la ciencia ficción para un cineasta que pocos años más tarde crearía la saga más famosa de la historia…