Ocho sagas adolescentes que terminaron en desastre (Parte II)

5. Soy el número 4:  Un adolescente con superpoderes parece la base lógica para empezar a hablar de un éxito de taquilla. ¿Qué falló entonces en “Soy el número cuatro”? Todo lo demás. Pese a ser el principio de lo que se suponía como una larga historia, nunca sabremos lo que le ocurre a sus protagonistas en pasajes posteriores. Su desastre en taquilla lo hace poco recomendable. Al menos tenemos las novelas de Pittacus Lore si la curiosidad es mucha.

6. Eragon:  Soporífera y ridícula. Tener como punto de partida una novela capaz de aguantar 87 semanas seguidas en la lista de bestsellers del New York Times no garantiza que su adaptación cinematográfica sea un éxito. Si no, que se lo pregunten a “Eragon”. Desde el primer minuto sabes todo lo que va a ocurrir en una película que se empeñó en seducir a todos los públicos y acabo aburriendo masivamente. De la trilogía ya nadie quería hablar.

7. Divergente: Al contrario que el resto de integrantes de la lista, nos encontramos con una saga que, de repente, empezaba a aburrir a sus seguidores. Pese a los ilusionantes datos de las dos primeras entregas, la tercera suponía toda una decepción, hasta el punto de que la gente de el final de la saga parece estar condenado a no llegar nunca. A los gustos cambiantes de adolescentes, hay que sumar como causa el desastre creativo de “Leal”. Parecían empeñados en cargarse la saga…

8. La Brújula Dorada: Contratas a Nicole Kidman y a Daniel Craig, adaptas una novela de éxito, te gastas un pastizal y te sale una chufa. Pese a que la intención era iniciar una saga que arrasase en taquilla, lo cierto es que el insulso resultado no gustó ni a crítica ni a público. Las cuantiosas pérdidas dejaron herida de muerte a una New Line Cinema acostumbrada a éxitos como “El Señor de los Anillos”.