¡Menuda pintaza tiene el remake de Nosferatu!

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Año 1838. En la ciudad de Wisborg viven felices el joven Hutter y su mujer Ellen, hasta que el oscuro agente inmobiliario Knock decide enviar a Hutter a Transilvania para cerrar un negocio con el conde Orlok. Se trata de la venta de una finca de Wisborg, que linda con la casa de Hutter. Durante el largo viaje, Hutter pernocta en una posada, donde ojea un viejo tratado sobre vampiros que encuentra en su habitación. Una vez en el castillo, es recibido por el siniestro conde. Al día siguiente, Hutter amanece con dos pequeñas marcas en el cuello, que interpreta como picaduras de mosquito. Una vez firmado el contrato, descubre que el conde es, en realidad, un vampiro. Al verle partir hacia su nuevo hogar, Hutter teme por Ellen.

Cuando esa leyenda del cine llamada F.W. Murnau decidió adaptar de forma libre el Drácula de Bram Stoker, poco podía imaginar que estaba firmando la obra cumbre del expresionismo alemán y una de las cintas más importantes del historia del cine. Corría el año 1922. ahora, casi cien años después, Nosferatu volverá a la gran pantalla.

“Ha sido toda una obsesión para mi desde que, de niño, vi una imagen del actor Max Schreck caracterizado como Graf Orlok. No puedes volver a hacer a Max Schreck, de modo que lo divertido es retomar los orígenes del mito del vampirismo”. Con estas palabras a Indiewire, Robert Eggers confirmaba el desarrollo del remake de Nosferatu. El director de esa joya del terror moderno llamada La Bruja tomará el relevo de Muranu y de Werner Herzog (hizo una especie de remake en 1979) al frente del regreso del Príncipe de las tinieblas. Pintaza.