Más de dos años después de su estreno “La vida de Adele” desata una descomunal polémica en Francia

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Allá por mayo de 2013, una película se convertía en el centro de la industria. Bajo el título de “La vida de Adele”, Abdellatif Kechiche presentaba en Cannes una de las películas más polémicas de los últimos años. La cinta se trataba de una libre adaptación de la novela gráfica “Le Blues est une couleur chaude”, una historia centrada en los amores lésbicos de dos jóvenes. Lo explícito de las escenas de sexo comenzaba a despertar cierta polémica al mismo tiempo que el sensacional trabajo se hacía con la Palma de Oro en aquella edición de Cannes. comenzaba así una auténtica batería de controversias.

Pese al disimulo inicial, Léa Seudoux y Adéle Exarchopoulos no tardaban en arremeter contra el director. Las protagonistas confesaban haberse sentido “violadas” por un tipo que las había llevado al extremo y con el que habían rodado más de 700 horas de situaciones cercanas a la pornografía. Además de ello, muchos de los técnicos y trabajadores del filme no tardaban en mostrar sus críticas a un rodaje que había resultado una tortura. Así, con importantes aires de filme controvertido, aterrizaba en las salas francesas “La vida de Adéle”.

Ni un instante tardaba la película en convertirse en un gran éxito de crítica y público. El filme se transformaba en un fenómeno, mientras muchos colectivos comenzaban a presentar quejas y denuncias escandalizados. Asociaciones católicas y judías acudían a los tribunales con la intención de frenar la exhibición de “La Vida de Adéle”, algo que fracasaba en múltiples ocasiones. Hasta ahora…

Dos años y medio después de aquel mayo de 2013, el Tribunal de apelación de París ha dictado sentencia favorable a la petición de censura del filme. Al parecer, las “escenas de sexo realista podrían herir la sensibilidad de algunos públicos”. Ante tal despropósito, la misitra de cultura francesa y el propio François Hollande han anunciado que acudirán a cualquier instancia administrativa y judicial para frenar tal ataque a la cultura en un país conocido por ir un paso por delante del resto en cuestiones de este tipo.