La industria del cine siempre ha sido despiadada. Estamos más que acostumbrados a ver como Hollywood es tan capaz de encumbrar estrellas como de hundirlas. Lo que no es tan común es que esto suceda de la noche a la mañana, que se produzca en la cumbre de una carrera o que el público sea el que lo decida.
Ella era la novia de América. Ese título que ha ido saltando sobre algunas de las actrices más queridas por el público americano encontraba en Meg Ryan a una de sus grandes exponentes. Todo lo que hacía la dulce y divertida Meg Ryan era capaz de despertar el interés de millones de espectadores. Sus paseos por la comedia romántica resultaban rotundamente exitosos, pero todo se iba al garete tras Prueba de Vida. La cinta en la que iniciaba una relación sentimental con Russell Crowe, a espaldas de su esposo Dennis Quaid, suponía un duro golpe. Y es que el público no le perdonaba haber roto una de las parejas más queridas de la industria. Ella era la chica ejemplar y había perdido el favor de la gente.
Un golpe duro, pero no tenía por qué haber sido definitivo. Sin embargo, Meg Ryan perdía completamente el norte. Todavía no había cumplido los 30, pero empezaba a abusar de retoques estéticos que se llevaban por delante su famosa expresividad. Una mujer impresionante terminaba por ser víctima de una obsesión estética incomprensible y que terminaba por desfigurarla.
El caso de Meg Ryan es uno de esos que no parece que pueda tener redención. Nadie en su sano juicio apostaría para su película por una actriz incapaz de interpretar. Realmente triste lo que ha sucedido con la otrora estrella del cine.
Dennis Quaid no salía en “Prueba de vida” El papel de marido de Meg Ryan lo hacía David Morse