“In the flesh”, carne fresca en el mundo de los zombies

Otro subtítulo que me gustaría para esta serie es “In the flesh: cuando decirle a tu madre que ves pornografía es la mejor excusa”. Sabréis por qué en el primer episodio.

Recién salida del horno de la BBC, me veo en la obligación de haceros una encarecida recomendación si os gustan las historias de zombies, la buena televisión y los productos británicos (ya sabéis, actuaciones creíbles y gente más o menos normal: que sí, que hay guapos, pero también gente del montón e incluso esperpentos con primeros planos sin que su condición física de feo mortal los limite a papeles estúpidos, ridículos o de malos).

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“In the flesh” tiene el atractivo minimalista que últimamente hemos podido apreciar en series cortas como “Black Mirror”, pues solo dura tres episodios (han salido los dos primeros, faltan seis días para el último) y esto, aunque sabe a poco, suele ser bueno: las series, las películas y en definitiva cualquier historia tiene que saber acabar. Ésta, supongo, lo hará. La idea original es de Dominic Mitchell, hasta ahora un nombre bastante anónimo, y la dirige Jonny Campbell, que ha estado detrás de la dirección de algunos capítulos de “Doctor Who”, “Ashes to Ashes” o “Shameless”.

Entre el elenco de “In the flesh” nos encontramos a Luke Newberry como protagonista. No es una cara particularmente conocida, pero lo hemos podido ver hace poco en  “Anna Karenina”, por ejemplo. Él es Kieren “Ren” Walker, un ex zombie que recibe tratamiento para paliar su enfermedad. Va a ser reincoporado a la sociedad, pero, ¿está la sociedad preparada para admitir la integración de aquellos que se levantaron de sus tumbas y atacaron a la población?

Desde luego, es una reflexión muy peculiar desde el punto de vista de lo que son las series y películas de temática zombie. Aquí no importa como haya sido el apocalipsis que tanto imploran algunos, sino lo que viene después en el hipotético caso de que el orden pueda ser restablecido. En “In the flesh” no encontramos un futuro distópico donde solo unos escasos seres humanos han conseguido salvarse, sino que el proceso de “zombieficación” tiene una cura y los enfermos una segunda vida como no-muertos.

in-the-fleshLa propuesta que hace Dominic Mitchel es interesante. Se va al extremo, porque es lo que necesita uno de estos productos para captar la atención, y nos presenta a la población de Roarton, una localidad norteña que fue la primera en crear un cuerpo de voluntarios para defender a la gente de los ataques de estos “enfermos”. Allí ese espíritu de lucha aun persiste cuando el Gobierno recomienda la integración y hace difícil que haya una reinserción real, pues están decididos a despreciar y a machacar a aquellos individuos que una vez fueron monstruos. Tenemos al jefe del equipo paramilitar, el rudo Bill Macy (Steve Evets, muy grande en su papel). Lo siguen unos cuantos, entre ellos el reverendo del pueblo (Kenneth Cranham) y una joven valiente (Harriet Cains) que resulta ser la hermana de Kieren. El problema está servido en bandeja, pues Kieren está listo para regresar adonde no se le va a esperar con los brazos abiertos.

Pero los conflictos no acaban aquí; no se trata solo de cómo acoger a la muerte, sino que “In the flesh” explora las relaciones humanas un poco más allá. Relaciones de amistad, relaciones paternofiliales, relaciones vecinales… La vida en Roarton no se ha terminado, eso desde luego, y uno tiene que adaptarse a lo que sucede en cada momento y eso implica aceptar (o no, esto depende de la postura de cada uno) a la nueva forma de no-muerte que suponen los ex zombies.

Si los zombies no estuvieran tan en boga, “In the flesh” podría ser un drama de ciencia ficción más, pero ha llegado justo en el momento oportuno en el que esa temática necesita una evolución: ahora se pueden curar, ahora hay salvación, ahora ya no se matan, sino que se cazan. Será muy interesante ver cómo dentro de pocos años alguien se encargará de hacer un estudio sobre el fenómeno zombie y los cambios o modificaciones que ha sufrido desde su concepción hasta el presente. Tendrán que hacer una parada necesaria en esta miniserie que ha lanzado la BBC, por eso no debéis permitir que pase de largo por vuestro reproductor. Además, son tres capítulos que no llegan cada uno a una hora, ¿qué daño os puede hacer?

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