Homenaje al Cine Negro de Annie Leibovitz: 40 estrellas para una noche lluviosa

15

“…En el cristal de la puerta pueden leerse unas letras: “Detective Blaine”. Una densa capa de humo flota en el ambiente mientras el detective teclea en su máquina de escribir. Las gotas de lluvia se deslizan por el cristal. Otra noche fría y húmeda. El cielo de Los Ángeles no ha dejado de llorar desde que se encontró el cadáver de la joven actriz en aquel descampado. El detective Slade pudo tomar varias fotos del cuerpo. Las mira durante todo el día intentando encontrar una pista que le lleve hasta el autor de la barbarie. Luego intenta olvidarlas durante toda la noche sentado en la barra de un bar. Todavía no ha cumplido los treinta, pero Johnny Walker es ya un viejo conocido para él.

Así podría comenzar la historia que Annie Leibovitz nos regalaba en el año 2007. Una serie de instantáneas dirigidas por la propia Libovitz junto a Michael Roberts en las que se retrata a grandes estrellas de Hollywood al más puro estilo “noir”. Titulada “Killers kill, dead men die” (Los asesinos matan, los hombres muertos mueren, el conjunto de instantáneas cuenta con los rostros de Bruce Willis, Ben Affleck, Penélope Cruz, Sharon Stone, Pedro Almodovar, Sylvester Stallone, Robert Downey Jr. Peter O´Toole, Hellen Mirren, Robert De Niro o Kate Winslet entre otros muchos. Una auténtica maravilla estética publicada en su día por Vanity Fair y que hoy les ofrecemos desde Alucine. Las instantáneas se presentaron en su día acompañadas de un pequeño guión, pero nosotros preferimos dejar la historia a su imaginación.

“¡…Cuando le ponga la mano encima al bastardo que mató a la chica!¡Ese día podre conciliar el sueño!” se repite una y otra vez. Ya no escribe. El cigarro se consume solo en el cenicero mientras él se consume en la ira y la obsesión. “Toc, toc”. Dos golpes en la puerta le sacan de la ensoñación. A juzgar por la silueta que puede verse tras el cristal, se trata de una mujer. La imagen que permite el irregular vidrio no es nítida, pero si lo suficiente para apreciar que se trata de una señorita de estatura importante que oculta su rostro tras unas gafas de sol oscuras. Blaine sabe que eso solo puede significar una cosa: peligro. Su instinto le dice que no debe abrir la puerta, pero su boca ya ha actuado. “¡Adelante!” acaba de exclamar sin preguntarle a su cerebro. Aquel sería el primer error de los muchos que Blaine cometería, pero quién puede resistirse a una mujer bonita…”

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16