El miedo a la cancelación al empezar una serie de Netflix

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Todo mal. Desconocemos los criterios que están siguiendo en Netflix a lo largo de los últimos tiempos, pero lo que está claro es que los espectadores cada vez estamos más mosqueados con ellos.

Si Netflix se convirtió en la plataforma de streaming con mayor número de usuarios en todo el mundo no fue por casualidad. La política de compartir cuentas nos abrió un mundo realmente interesante. La comunidad de Netflix crecía en base a eso. Algo que cayó. Tres cuartos de lo mismo sucedía al construir una parrilla en la que se equilibraban películas y series de consumo más mayoritario, con otras de singular calidad y personalidad, más sectoriales.

Desgraciadamente, este segundo rasgo también se ha ido al garete. Si tiempo atrás veíamos como series que no eran fenómenos de audiencia se mantenían y crecían con nuevas temporadas, ahora eso ha muerto. De hecho ocurre incluso con las más grandes. El factor paciencia ha desaparecido. Un claro error de estrategia, ya que series pequeñas y de particular calidad terminan logrando datos interesantes con el paso de los meses y los años.

La realidad es que a día de hoy lo de empezar una serie en Netflix se ha convertido en deporte de riesgo. Cada vez son menos los usuarios que se arriesgan ante la posibilidad de que todo se cancele a las primeras de cambio. Así, el desapego no deja de crecer hacia una plataforma que ha decidido darle la espalda a los espectadores y a sus necesidades. Una lástima.