El heredero del diablo | Cine de terror | Crítica

El heredero del diablodevils-due-movie-image-18[1]
Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett
EEUU
89 min.
2014
Zach Gilford, Allison Miller, Robert Belushi, Kurt Krause, Steffie Grote, Sam Anderson

Crítica de “El heredero del diablo”

Como gran aficionado del género, año tras año intento dar una oportunidad a las nuevas producciones con la esperanza de encontrar alguna que merezca la pena, que consiga durar más allá de los minutos de metraje y que plante una semillita de algo, ya sea duda, reflexión, miedo nocturno, paranoia, etc. en este fértil y crédulo corazón. Desde luego, no esperaba encontrar algo así en “El heredero del diablo“… y, desde luego, no lo hice, pero la vi de todos modos bajo la coacción de una prima adolescente y fácilmente impresionable.

La historia sigue a una pareja de recién casados que esperan a un bebé. Durante la luna de miel, son invitados a una fiesta secreta donde una congregación de misteriosos hombres los secuestra momentáneamente para practicarles un rito satánico e invitar así la entrada del mal en el futuro bebé. Nosotros somos testigos del progreso del embarazo y los cambios que se operan en la angustiada mamá, algo más allá de los temibles antojos o la travesura de las hormonas.

heredero-del-diablo-3[1]

Lo vemos a través de diferentes cámaras. Una de ellas es la del emocionado padre, que tiene la manía de grabarlo todo en vídeo, algo que se antoja muy ridículo al cabo de poco minuto, al igual que cansino. Tenemos algunas cámaras fijas que se instalan en la casa e, incluso, el vídeo de unos chavales que graban curiosamente en horizontal con su móvil. Si hubieran buscado la verosimilitud, creo que habría sido más lógico insertar esa escena con la imagen en vertical, aunque estéticamente sea más fea. Al menos habría variedad y tendría un toque más amateur, que es lo que se intenta buscar en “El heredero del diablo”, ese estilo entre cinta casera, metraje encontrado y una pizca de documental.

Pero no les sale bien. A la película le falta ritmo narrativo: hay cosas que funcionan con una lentitud soporífera y otras que transcurren en un pestañeo. Está bien alternar momentos de tensión con los de relajación, pero hay que saber hacerlo, cumplir ciertas reglas para que los cambios funcionen. Obviamente, esto parece un efecto buscado para transmitir ese intento de rigor en el que se ahogan. Ya con la fotografía, que no está nada mal, eso es rescatable, meten la pata. Parece contradictorio, pero cuando estás buscando realismo en una película de esta clase, más te vale sumarte al dogma 95 que jugar con los efectos de iluminación y delatar que detrás de toda esa cinta casera hay todo un equipo del departamento de fotografía que rompen la ilusión. Los diálogos tampoco son espontáneos. De hecho, en cuanto él declara en voz alta, justo en una de las tomas que llegan hasta nosotros, que él lo graba todo porque su padre también era así, su credibilidad como personaje se disipa. Creo que es un error de guión bastante incómodo que es fácil de evitar, pero no es el único: podréis descubrir mucho más si prestáis atención a las ocurrencias.

“El heredero del diablo” no ha venido a innovar. En cuanto a técnica, ya vemos que sigue con la estela de las “Paranormal Activity“. En cuanto a trama, hace lo que puede. Un bebé maldito no es algo que nos sorprenda a estas alturas. La única escena que quizá tiene un pase, aunque no está tan relacionada con el alumbramiento, es la de meterse en un taxi de una ciudad que no conoces y de la que apenas chapurreas su lengua. El resto sigue cliché tras cliché: curas a los que les sangra la nariz, ecografías raras y demás.

devils-due-movie-poster-3[1]

No merece la pena perder el tiempo, no con esta película que apenas merece estar catalogada como cine de terror. Pero si aún así seguís adelante, os queda el consuelo de que al menos está en DVD y nadie os podrá engañar ya para que la vayáis a ver al cine. No está la cosa para tirar los euros (símbolo, por cierto, de este anticristo).