El fallido 8×05 de “Juego de Tronos”

SPOILERS del episodio 8×05 de “Juego de Tronos”

Antes de empezar, conviene dejarlo claro: No es que se trate de un mal episodio, sino que parece de otra serie. Juego de Tronos siempre se había caracterizado por la tensión desmedida y por tener una increíble nómina de personajes urdiendo cosas. El espacio para la sorpresa era amplio. Daba la sensación constante de que algo malo iba a pasar, pero ni nos olíamos por dónde podría salir la cosa. Algo que se ha perdido.

A Daenerys se le ha ido la cabeza. Definitivamente, se trata de una Targaryen loca, como su padre. La masacre gratuita de Desembarco del Rey se convertía en la muestra definitiva. El personaje con el que la mayoría del público ha ido durante toda la serie es malo. Ese detalle ha enfadado a los fans gravemente, pero lo cierto es que no se trata de un elemento desacertado. Puede gustar más o menos el desarrollo argumental, pero no se puede negar que es una apuesta interesante. Los problemas son el resto.

No hay tensión, no hay temor, no hay sudores fríos. Esta temporada de Juego de Tronos y este capítulo en especial resultan impropios. Muchos grandes personajes eran despachados sin interés o solemnidad alguna. No existía resistencia alguna a los conquistadores de Desembarco de Rey. Sin rival no hay tensión. No se teme por nadie. ¿Dónde funciona el capítulo? Pues en todas las interacciones entre los tres hermanos Lannister, lo más humano de todo. Eso sí, antes hay que pagar el peaje de la ridícula escena de Euron con Jaime. Eso por no decir que Jon Snow vuelve a no pintar nada en el episodio. Todo absolutamente descuidado y violando muchas veces los principios de la lógica. Veinte minutos en pantalla hemos tenido a la genial Cersei durante esta temporada. Inaceptable.

Juego de Tronos ya no es un juego y ya no tiene trono. Tenían mil opciones sobre la mesa para sorprendernos, pero renunciaron a todas ellas. La serie ha mutado en otra ficción realmente espectacular, pero que nada tiene que ver con la que conocíamos. Limitémonos a mirar y a mostrar gratitud.