El clásico de la semana: “El Gran Dictador”

Argumento: El tirano dictador de la nación de Tomania está empeñado en que la culpa de la complicada situación por la que atraviesa el país es íntegramente de los judíos. El dictador conocido como Hynkel se propone conquistar el mundo libre y someterlo, abanderando un antisemitismo que utiliza para ocultar los problemas económicos del pueblo.

Mientras tanto, un barbero judío de asombroso parecido físico con el dictador se encuentra con que, después de luchar en la guerra por su patria e incluso ser herido, llega a un país que le resulta completamente desconocido. Como es judío es perseguido, discriminado y confinado en un gueto con el resto de los de su religión.

Así las cosas, ante el inminente ataque sobre el gueto, el barbero decide huir. Con lo que no cuenta es con que, al llegar a la frontera, las tropas de su país le confunden con el Líder y empiezan a tratarle como a un auténtico dios. A su vez, el dictador Hynkel es apresado en su asalto al gueto al ser confundido con el barbero. Hynkel es encarcelado en un campo de concentración mientras que el barbero, tomado por el dictador, declara la libertad del imperio y la eliminación de la ideología nazi.

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¿Por qué tengo que verla?: Actor, compositor, productor, director y escritor británico, Charles Chaplin es uno de los más grandes creativos de todos los tiempos. Su infinita aportación al séptimo arte no tiene comparación y, “El gran Dictador” es la mayor muestra de ese infinito talento. En el año 1940, con Estados Unidos manteniendo una posición neutral respecto al conflicto que se estaba desarrollando en el corazón de Europa, Chaplin decidió enfrentarse a cara descubierta al fascismo y al totalitarismo creciente en el viejo continente. A pesar de las críticas que hubo de sufrir en su momento, el director británico llevaba gestando su proyecto desde 1938, siendo capaz de adelantar en el lúcido guión los acontecimientos tal y como se desarrollaron finalmente.

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” ¡Un mundo de rubios, dominado por un moreno!”

Así las cosas, tras esa apariencia amable y cómica que impregna cada una de sus obras, Chaplin golpea las bases mismas de una ideología que contaba con excesiva tolerancia en aquellos tiempos. Desde las ideas políticas, sociales y económicas, pasando por las culturales, el nazismo es criticado en todos sus elementos. El Chaplin más reivindicativo desde “Tiempos modernos”, firma una obra hermosa, cargada de contenido y tan divertida como siempre. Charles Chaplin no hacía cine. Charles Chaplin era el cine mismo.

La secuencia: Entre los maravillosos momentos que nos ofrece la cinta, merece especial atención esa secuencia en la que Charles Chaplin, metido en la piel del dictador Adenoid Hynkel, coge una bola del mundo para jugar con ella en esta magnífica e irónica escena. ¡Qué fino hilaba el maestro Chaplin!

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  1. Juan Carlos Muñoz mayo 30, 2013