El clásico de la semana: “Casablanca”

Argumento: Metidos de lleno en la Segunda Guerra Mundial, una ciudad del oeste de Marruecos, situada en la costa del Océano Atlántico y llamada Casablanca es el lugar al que ciudadanos de todas partes llegaban huyendo del nazismo. Entrar en Casablanca no era un tarea excesivamente difícil, pero salir resultaba prácticamente imposible, especialmente si el nombre del fugitivo figuraba en las listas de la Gestapo. En esta situación se encuentra el líder checo y héroe de la resistencia frente al nazismo, Víctor Laszlo. Laszlo necesita salir urgentemente de Casablanca, ya que es el principal objetivo de la policía secreta alemana. Su única esperanza es Rick Blaine, propietario del famoso local de la ciudad “Rick´s Café” y antiguo amante de su mujer, Ilsa. Cuando Ilsa se ofrece a quedarse en Casablanca a cambio de un visado que pueda lleva a Laszlo hasta América, Rick deberá elegir entre su propia tranquilidad o el idealismo que rigió su vida en el pasado.

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¿Por qué tienes que verla?: Difícil elegir argumentos. Hay demasiados. “Casablanca” eleva el séptimo arte al primero. Narrativa, música, fotografía, interpretación, pintura… Lo que logra Michael Curtiz en su obra es “el arte de las artes”. Basada en la obra teatral “Everybody comes to Rick´s” de Murray Burnett y Joan Alison, la cinta cuenta con un guión que mezcla a la perfección el suspense, el amor, el humor y la épica con un poder emocional que trasciende la pantalla. El director Michael Curtiz no pierde el pulso ni por un segundo de una historia en la que la química de los protagonistas arrasa con todo. En más de cien años de cine, se puede decir que nadie ha mirado con la pasión que Ingrid Bergman demuestra cada vez que sus ojos se cruzan con los de ese tipo tan duro como vulnerable, llamado Humphrey Bogart. Inolvidable también el papel de Claude Rains como el ambiguo y cínico inspector de la policía Louis Renault.

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Rick Blaine: “Siempre nos quedará París”

En el año 1943, de manera contemporánea al conflicto bélico que conmocionaba al mundo, Michael Curtiz nos regaló la mayor historia de amor de todos los tiempos. Los Académicos americanos de ese mismo año supieron ver que lo que tenían delante de sus narices era algo magnífico. Algo fuera de lo habitual. “Casablanca” logró alzarse con el Oscar a la mejor película, al mejor director y al mejor guión adaptado.

La secuencia: Tarea casi imposible quedarse con alguna de las secuencias, cuando cada plano es una clase magistral de cine. Podríamos hablar del final en el aeropuerto o del recuerdo de Francia, pero es imposible no emocionarse cuando, frente a un grupo de oficiales de la Gestapo cantando el himno nazi en el café de Rick, Laszlo y el resto del local empiezan a cantar “La Marsellesa” hasta diluir la voz de los alemanes en un canto de nostalgia y libertad.

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