Crítica: “Philomena”

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¡Qué peligro tienen las películas con mensaje! Una “buena” película con mensaje, debe estar, además, basada en hechos reales. Pero no nos cansamos de repetirlo: cualquier objetivo que tenga una obra artística es respetable, pero no debe olvidar que su esencia es la propia condición artística. Stephen Frears pone el piloto automático en Philomena y nos entrega una cinta con mensaje, de fuerte crítica a la Iglesia Católica, pero que no pasa de ser un ejercicio rutinario creado para satisfacer al espectador biempensante.

Frears se basó en el libro de Martin Sixmith sobre una mujer mayor que decide buscar a su hijo robado en una institución religiosa irlandesa en los años 50. Logra contactar con el periodista que, tras comprobar que se trata de una buena historia (una historia publicable), decide ayudarla. Y ayudarse a sí mismo, por supuesto. A veces nos preguntamos por qué no se hace un documental con historias reales de este tipo. Esa es la forma más honesta de denunciar. Si optamos por la ficción, debemos respetar otras premisas. Pero con un documental se llega a menos gente… Y se gana menos pasta.

Estaría bien que el Papa viese esta película. Me interesa su opinión“, comentó Frears durante la presentación de su película durante el Festival de Venecia. Judy Dench, que interpreta a la protagonista de la historia, dijo así mismo, que “el objetivo de la película es hacerla justicia”. A Philomena. Bien. Correcto. Loable. Pero, peligroso. Si una cinta parte de estos supuestos (atacar a la Iglesia Católica y homenajear a una de sus terribles víctimas), tiene que esforzarse mucho para no caer en la rutina de telefilm, tiene que poner mucho de su parte para no ser otro cuento moralizante de buenos y malos. Y Frears no ha sudado mucho con Philomena

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Tampoco nos vamos a engañar, ni os vamos a engañar. Stephen Frears no es, precisamente nuestro director preferido. Nos impactó, como a muchos, Las amistades peligrosas, pero aborrecimos al panoli y sus amigos frikis de Alta Fidelidad. Y sabemos que esta película es de culto para una gran cantidad de treintañeros melómanos y emocionalmente inseguros. Pero el tono de Alta Fidelidad es el mismo que el de Philomena. Corrección, contención, amabilidad, y mucha autocompasión. Personajes dibujados con tanto cuidado para que empaticemos con ellos que nos resultan artificiosos.

La relación entre el periodista arrogante y la mujer mayor y religiosa es el elemento catalizador del relato. Su primer encuentro en un café muestra que ambos se encuentran a años luz. La historia, por supuesto, acabará uniéndolos, hasta el punto que podemos vislumbrar el diálogo final que van a tener. Pero esto, un poco más tarde…

Philomena y Martin comienzan su investigación en la residencia católica de Irlanda. Allí nos sorprendemos al ver un cuadro de la mítica Jane Russell, con escote y todo… Luego, nos lo aclaran… La pareja se encontrará pronto con piedras en el camino. Nadie está dispuesto a desenterrar el pasado.

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Lo mejor de la película llega en los tiempos muertos, en los momentos cotidianos que viven Martin y Philomena. Gran trabajo de Steve Coogan (24 Hour Party People) como el altivo y condescendiente periodista. A Judi Dench no la vamos a descubrir a estas alturas, pero a veces nos da la sensación que determinados intérpretes tienen la nominación al Oscar por decreto. No obstante, Dench cumple como Philomena, como era de esperar.

La película transcurre a tirones a partir de su presentación. Por momentos, casi convence. Pero no tarda en caer, de nuevo, en el convencionalismo y la rutina a través de diálogos y situaciones intercambiables con otras películas de temática similar. Un ejemplo de todo ello es el cierre. A un clímax interesante, con un parlamento de Philomena que llega a emocionar (y tal vez, sorprender)  le sigue un anticlímax decepcionante. Un ataque de ética periodista final bastante increíble que solventa el personaje de Judi Dench para el “bien” de la historia. Y es que si no, no la habríamos visto, ni leído…

Philomena es una película indicada para aficionados a las historias turbias basadas en hechos reales. Aporta un mensaje crítico y necesario, pero a nivel ficcional (esto es una película) no convence.

Lo Mejor: Contenida. Coogan está bastante bien.

Lo Peor: Rutinaria, autocomplaciente.

2 Comments

  1. Marto febrero 28, 2014
  2. Julio Alonso marzo 4, 2014