Crítica | “Paris-Manhattan”, ¿Woody Allen en París?

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Antes de que David Crane y Marta Kauffman dieran en la diana (comercial) con Friends habían estado detrás de la creación de Dream On (Sigue Soñando), una serie que en España puso Canal Plus, si no recuerdo mal. Sigue Soñando ha quedado en el recuerdo como una serie que podríamos llamar de culto (aunque no sea la mejor definición), irregular, pero con un tono abiertamente nostálgico y muy indicado para amantes del cine y la televisión. Dream On tenía más calidad que Friends, pero los chicos del Central Perk engancharon a toda una generación de jóvenes inseguros y cosmopolitas…

El caso es que cuando empezamos a ver Paris-Manhattan, con su bonita introducción, nos viene a la memoria Sigue Soñando. Una chica, obsesionada con Woody Allen, acude a su inmensa sabiduría práctica y neoyorquina, curtida en mil batallas. Alice pregunta y Woody responde. A todos nos gustaría un consultorio directo con nuestro artista preferido. Y qué mejor que Allen para responder a nuestra complicadas tribulaciones de urbanita inestable.

Por tanto, el planteamiento de Paris-Manhattan es sencillo pero sugerente. No se complica pero ofrece cierta originalidad. Muchos somos los aficionados al cine de Woody Allen, y la debutante Sophie Lellouche, apuesta casi sobre seguro. Pero este es solo el planteamiento. A partir de ahí la película debería ofrecer algo más, aunque se trata de un producto lúdico sin grandes ambiciones. Y no, no ofrece mucho más que unos esperanzadores 10 primeros minutos (en los que, por otro lado, Alice Taglioni resulta ridícula caracterizada como adolescente). Dejamos Manhattan y pronto aterrizamos en la aburrida y aburguesada comedia francesa.

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Vale. Es una comedia romántica sin pretensiones. Pero es una comedia, es una película. Si solo pretendes hacerme pasar un rato divertido, quiero divertirme. Y durante la mayor parte de París-Manhattan no me río, ni siquiera sonrío. Pero como no soy el centro del universo, estoy atento a la persona que ve conmigo la película. Ella se ríe algo más. Bueno, a lo mejor es más divertida de lo que yo creo…

París-Manhattan diseña puentes transatlánticos entre la capital francesa y los dominios de Woody Allen. Por momentos, se nos vuelve Misterioso Asesinato en Manhattan, hay un poco de Toma el dinero y corre, y mucho de Manhattan. En el primer caso, es evidente con la secuencia de la investigación en casa de la hermana de la protagonista. Pero a mí me hace poca gracia el asunto. Lo veo metido con calzador, al igual que la presencia del instalador de alarmas en la vida de esta familia, familia que no puede ser más francesa. A veces me pregunto si en Francia solo vive gente de este tipo, tan elegantes todos, tan pelazo, tan porque yo lo valgo… Gente que ¿trabaja? en una farmacia, pero como si no…

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A lo que voy es que París-Manhattan tiene sus momentos (pocos) pero esencialmente es el flojo empaste de unas cuantas situaciones poco ingeniosos y no muy graciosas. El deseo de la directora (o de la producción) de ofrecer una película sencilla y fácilmente disfrutable ha dejado el metraje en poco más de 70 minutos. El noviete maravilloso de Alice va y viene sin mucho sentido y el problema alcohólico de su madre es irrelevante, tal y como se plantea. (Nos enteramos de que está borracha y a la escena siguiente solo hay zumos en su casa y todo vuelve a ser maravilloso… Y ¿para qué todo esto? O me lo cuentas bien, o no me lo cuentes).

París-Manhattan nos tiene reservada una sorpresa final que, la verdad, vale la pena. Pero a mi modo de ver, la buena introducción y el sugestivo final no justifica 60 minutos poco más que intrascendentes. Una cosa es plantear una película sencilla y otra hacerla simple.

Lo Mejor: El planteamiento. Nos recuerda la gran trascendencia que ha tenido Woody Allen en el cine de las últimas cuatro décadas.

Lo Peor: El nudo de la película está muy deshilvanado. Es tan corta que hay varios asuntos que no están bien tratados. A mí no me hizo mucha gracia. ¿Elegancia francesa o altivez parisien?

Escrito por David Rubio para Alucine.es