Crítica: Un monstruo viene a verme

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Nota: 7

Hay gente que ha nacido para esto del cine. Independientemente del trabajo, el estudio y la disciplina que requiere alcanzar lo más alto en cualquier profesión, el séptimo arte requiere pulso, sensibilidad, talento y un largo etcétera de pequeños ingredientes imprescindibles para convertir lo usual en especial. Nuestro J.A. Bayona tiene todas esas cosas, lo que le convierten en el abanderado de una generación de realizadores nacionales que le han perdido el miedo a todo. El cineasta español ya no se asusta ante compañeros de otros países. De nuestra geografía salen tipos a la altura de los más grandes o, como se esta demostrando a lo lardo de este 2016, por encima de ellos.

En unos tiempos en los que no queda demasiado espacio para la originalidad y en los que nuestro pesimismo ante el cine va en aumento, la industria española no deja de demostrar que aquí estamos a salvo. La lista de proyectos grandiosos que nos está dejando el curso parece inagotable. Es indiferente el género tratado por nuestros realizadores, ya que la norma general es que lo hagan siempre de una manera sensacional. Un monstruo viene a verme es el último y más exitoso ejemplo de todo ello.

Tras la separación de sus padres, Connor (Lewis MacDougall), un chico de 12 años, tendrá que ocuparse de llevar las riendas de la casa, pues su madre (Felicity Jones) está enferma de cáncer. Así las cosas, el niño intentará superar sus miedos y fobias con la ayuda de un monstruo (Liam Neeson), pero sus fantasías tendrán que enfrentarse no sólo con la realidad, sino con su fría y calculadora abuela (Sigourney Weaver).

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Un monstruo viene a verme no resulta una sorpresa demasiado importante en cuanto a su desarrollo. La cinta no es tan sutil como cabría esperar y sus mensajes pueden llegar a subrayarse en exceso. Sin embargo, sorprende el dominio de la narrativa visual que muestra J.A. Bayona. Al más puro estilo Spielberg, el director español parece tener un talento innato para saber dónde ha de ir la cámara en cada instante para rozar la piel del espectador. Cada nota de la sinfonía visual y emocional de Un monstruos viene a verme suena en el momento adecuado. Con tres películas dirigidas en su filmografía, parece evidente que lo de Bayona no es una excepción o un golpe de suerte aislado. Este chico sabe lo que hace.

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Puede que Un monstruo viene a verme no sea la película más redonda del director español, pero la lista de defectos vuelve a resultar demasiado pequeña. Si a eso le añadimos el torbellino de emociones que jovencísimo e impresionante Lewis MacDougall nos ofrece, el resultado no puede ser otro que el mayor éxito del año para el cine español.

Héctor Fernández Cachón

2 Comments

  1. Tamara octubre 10, 2016