Crítica: “Los últimos días”

Hace unos días, recogíamos en la sección “El DVD de la semana” nuestro análisis en clave crítica de la película “Fin”. Lo hacíamos desde una posición disconforme con un resultado final poco satisfactorio y con varios reproches a un director incapaz de abrazar las normas básicas de toda obra apocalíptica, pero siempre con las alabanzas que merece un producto tan poderoso técnicamente. En esta ocasión, la amenaza a la que se enfrenta la humanidad se presenta en forma de una agorafobia que impide a los seres humanos salir a la calle. No se trata de una mera excentricidad surgida de un día para otro, sino de algo más complicado: En el momento en el que cualquier ser humano sale del refugio de un techo, sufre al instante un ataque al corazón que acaba con su vida de forma casi fulminante. En este contexto es en el que se manejan los hermanos Pastor para presentarnos una nueva obra que nos acerca, como hacía “Fin”, al previsible final de la humanidad desde el punto de vista patrio. Lo hace de una manera más acertada en todos los aspectos, lo que nos depara un producto seductor, si bien no carente de defectos.

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Desde el comienzo de la obra, “Los últimos días” nos sitúa tres meses después de que comenzase la extraña epidemia que está acabando con el ser humano, es decir, en una sociedad que ya se ha derrumbado. Gente atrincherada en sus casas, en sus oficinas, en estaciones de metro y en cualquier lugar donde sus cabezas puedan estar a salvo del cielo. Ahí nos introduce la historia de un Quim Gutiérrez encerrado en el bloque de oficinas donde trabaja. El único objetivo del protagonista es reencontrarse con su novia, una Marta Etura a la que no ve desde el día en que la agorafobia hizo también presa de él, pero con la incertidumbre de no saber donde está, ni tan siquiera si sigue viva. Para ello contará con la ayuda de un José Coronado que, a su madurez, está llegando a un punto de perfeccionamiento interpretativo propio de los grandes de este país. En este caso, su personaje también se encuentra en la oficina, pero con el objetivo de buscar una optimización económica de la empresa a base de eliminar a los trabajadores menos productivos. Si recuerdan a aquel personaje interpretado por George Clooney en “Up in the air”, podrán hacerse una idea aproximada del “Enrique” de José Coronado. Así las cosas, la extraña pareja iniciará un periplo por los túneles de metro de Barcelona en busca de la novia del protagonista, pero con absoluto desconocimiento de las intenciones de su acompañante.

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Para el desarrollo de la historia, los hermanos Pastor se sirven de la habilidosa fórmula de mezclar en montaje la trama principal con los dos compañeros a través de las arterias de una Barcelona arrasada, con la introducción en forma de flash-back de pasajes anteriores al desastre, que nos ayudan a ententer como se llegó a la situación actual y las reglas del juego en las que se desarrolla la obra. La primera mitad del metraje resulta todo un alarde de habilidades de todo el equipo, tanto de los realizadores, como del equipo técnico, pasndo por unos acertadísimos intérpretes. Todos los mecanismos encajan con suavidad para crear el agobiante y enfermizo clima que impregnará la mayor parte de la obra. Mención especial requiere la dirección de arte de la película, tan brillante y poderosa como lo era aquella de la magnífica cinta apocalíptica “Hijos de los hombres”.

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Pero no todo es de color de rosa en “Los últimos días”. Una vez sobrepasada la primera mitad del metraje, todo se vuelve excesivamente repetitivo. Los abusos de lugares comunes del género, así como la pobreza de algunos diálogos que se suceden a lo largo de toda la película, se vuelven de repente demasiado visibles para el espectador. A medida que desciende la tensión dramática diseñada durante los primeros minutos, vamos perdiendo ese estado de embriaguez que hasta ese momento inundaba nuestros sentidos y los defectos se hacen patentes. Resulta inevitable la sensación de que, minuto a minuto, todo el mundo empieza a aburrirse (creadores incluidos) hasta llegar a un final excesivamente pobre. La realización, que hasta esos instantes marcaba el buen nivel de la película, comienza a resentirse a medida que los recursos de los hermanos Pastor se van acabando.

En definitiva, “Los últimos días” se convierte en un buen exponente de la capacidad del cine patrio para abordar cualquier tema y género que se proponga. Está dos escalones por dbajo de “Lo Imposible”, pero también dos por encima de “Fin”. En cualquier caso, probablemente sea la mejor opción que tienen estos días festivos para pasar un buen rato frente a la pantalla del cine.

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