Crítica | “Joe”

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¿Nicolas Cage en plan justiciero? No, debe ser una broma. Imposible. Es un papel que nunca ha interpretado… Bueno, venga, a lo que vamos… Cuando uno se sienta a ver una película y no espera mucho de ella, las opciones de que termine satisfecho son mayores, sobre todo para espectadores como nosotros que siempre esperamos mucho de todo, aunque hagamos como que no. Joe es una película muy digna, teniendo en cuenta lo que a priori parecía ofrecer: otro guión para el lucimiento y la sobreactuación del bueno de Nic.

Pues no. Nicolas Cage no sobreactúa (apenas) y deja que la historia sea la protagonista, aunque su presencia sea, obviamente, fundamental para el desarrollo de la misma. El sobrinísimo es un actor muy peculiar. Se ha labrado una carrera muy sólida en Hollywood sin utilizar el apellido Coppola. Aunque la familia es la familia. Uno de sus primeros papeles fue en La ley de la calle, una de las mejores películas de los 80. Luego llegaría Cotton Club y más tarde aquella interesante comedia llamada Arizona Baby. Lynch le ofreció después el papel de Sailor en Corazón salvaje y su carrera despegó definitivamente.

Pero al veterano actor californiano le gusta mucho trabajar. Y no le hace ascos a casi nada. “Oye, Nic, tengo aquí un guión…”. “Sí, sí, cuenta conmigo”. Así más o menos debe ser la cosa. Por eso en su trayectoria encontramos decenas de títulos mediocres o malos de solemnidad. Pero le miras, y te ríes. Y se lo perdonas. Un poco…

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En diez minutos de película, se repiten unas veinte veces “Joe”. Como en aquel capítulo de Padre de familia, en el que Peter se excitaba cuando los actores decían el nombre de la película… OK, ya sabemos que la historia va sobre Joe. No hace falta que insistas tanto. Con el ceño fruncido y en plan viejo cascarrabias, así empezamos el visionado de la cinta de David Gordon Green, director que no ha ofrecido grandes películas en su carrera. No obstante, tras Joe, estrenará una peli con Al Pacino y Holly Hunter. Parece que Joe le ha sentado bien…

Joe. Joe. La historia va sobre Joe, pero también va de violencia, desencanto, alcohol, autocontrol, perros, mamadas imposibles, meteorología… Una vez que se establecen los mimbres de la historia, la película de Gordon Green va ganando enjundia. Volvemos al sur, como en Mud, y de nuevo con Tye Sheridan, el chaval que triunfó sobre el lodo…

Sheridan ejecuta un papel muy similar al de Mud y no sorprende. Destaca mucho más su padre, y el propio Nicolas Cage. Ambos encarnan las dos opciones ante la vida que plantea esta película: la entrega o la resistencia. Lo explica el propio Joe en un amargo parlamento. Uno no puede hacer siempre lo que quiere. Autocontrol…

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Joe lucha por seguir el camino correcto en un escenario deprimente, plagado de perros asesinos, borrachos, rifles, y ociosos varios… Y con la policía bastante ausente. En este sentido, la película no es un derroche de originalidad, pero partiendo de unas bases muy conocidas consigue satisfacer gracias a la atmósfera, a la calma tensa que asfixia desde el inicio del metraje, y a la buena labor de la mayor parte del reparto. A ello hay que sumar un cierto sentido del humor bastante enfermizo que nos encanta y algunas escenas opresivas que recuerdan al Harmony Korine de Gummo y cosas así.

El sur de Estados Unidos es un territorio muy explorado por la literatura y el cine. Joe no es la primera ni la última película que muestra lo más turbio de este lado del mundo, pero los responsables del proyecto han conseguido dotar de cierta personalidad a una cinta que, de mano, parecía condenada al cajón de las olvidables. Pues no. Merece la pena. Aunque el final telefílmico le reste calidad al conjunto…

Lo Mejor: el trabajo de Nicolas Cage y Gary Poulter. La atmósfera y la tensión que envuelve casi toda la película.

Lo Peor: el final.