Crítica: “Hércules: el origen de la leyenda”

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Despedazar una película como Hércules: el origen de la leyenda no tiene mucho sentido, pero no queda otra. Desde el tráiler ya se anuncia con luz y taquígrafos lo que ofrece una película de este tipo. Heredera de 300, sin ningún pudor, y tomando elementos y escenas de Espartaco y Gladiator, Hércules es un proyecto honesto que no aspira a ser considerado una obra artística, es un producto para el consumo de un determinado tipo de público. Y ya está.

¿Podría haberse hecho mejor? Sí, fácilmente. También peor, quizás. Aunque en este segundo caso habría que haberse esforzado bastante. Hércules: el origen de la leyenda bucea en la mitología clásica y ofrece una visión de los comienzos de uno de los héroes más populares de la Antigüedad. El Heracles griego, el Hércules romano.

Primeros problemas. Los dioses y héroes de la Antigüedad no eran personajes maniqueos. Tenían sus vicios y sus virtudes. Fueron dibujados así para hacerlos más creíbles y que sirviesen como base para comprender la propia naturaleza humana. Tal vez en ello resida el éxito de las religiones paganas durante siglos. Al propio Zeus le costaba mantener la compostura y asaltaba humanas cada cierto tiempo. De ahí que su mujer Hera fuese una sufridora con bastante mala leche. Y así, todos los dioses y héroes. Hasta el más virtuoso echaba un borrón de vez en cuando, ponía los cuernos a su pareja oficial o se cargaba a alguien en un momento de enajenación mental.

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Según el mito, Hércules encarnó muchas virtudes, especialmente la fuerza, la convicción y el orgullo, pero tenía dificultades para controlarse y no tardó en dejar unos cuantos cadáveres a su paso. Según tenemos entendido, Hércules se cargó a su mujer y sus hijos tras una estratagema de Hera, que nunca tragó del todo al retoño de su marido y Alcmena. A partir de ahí comienzan los 12 trabajos, entre los que se incluye el León de Nemea.

En la película Hércules: el origen de la leyenda todo esto se lo pasan por el forro. Hércules asume un papel plano, de héroe bondadoso y enamorado. Y el mito no decía (solo) eso. Además existen todo tipo de licencias sobre su hermano, Hera, Hebe, etc.

Conclusión, además de una copia estética de 300 y narrativa de Gladiator o Espartaco en varios momentos, Hércules: el origen de la leyenda no es una adaptación mínimamente fiel del mito, aunque solo se ocupe de su juventud. ¿Por qué simplifica la historia del héroe? Por una cuestión comercial, claro está. Asume  que los espectadores quieren buenos y malos, enamoramientos y amor de madre y deja al margen los matices del mito original. No vaya a ser que le compliquemos la cosa demasiado al espectador. Eso, lo último.

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El director de Hércules: el origen de la leyenda no es ningún amateur en el cine comercial. Renny Harlin fue el artífice de La Jungla 2, Las aventuras de Ford Farlaine, Máximo Riesgo, Cazadores de mentes, Deep Blue See, etc. Pero tampoco podemos achacarle mucho con respecto a Hércules. Cumple con lo que tiene estipulado y cobra el cheque. Eso sí, en ningún instante apreciamos la mano de un director con una mínima pretensión artística o, cuando menos, un poco de orgullo. La podía haber dirigido Harlin o Perico de los Palotes. Tal vez a no tardar  estos proyectos los acometerá un HAL 9000 como en una cadena de montaje de coches.

¿Merece la pena ir al cine a ver Hércules: el origen de una leyenda? Si te gusta el tráiler, 300 o juegas de lateral derecho (a veces) en el Real Madrid y en la Selección, sí. Si no respondes de manera afirmativa a ninguna de las tres preguntas anteriores, no tiene ningún sentido pagar por esto. Y es que ni a nivel de adaptación de mito clásico cumple.

Lo Mejor: Dura poco, alguna pelea.

Lo Peor: Este no es Hércules. Impudicia a la hora de copiar estilos, escenas y recursos ajenos.

3 Comments

  1. Juan José Castillo Campos febrero 6, 2014
  2. Paola Yamina Rios Diaz marzo 3, 2014