Crítica: “Afterparty”

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“La fiesta del año… Podría ser la última”. Afterparty es una película de terror, al menos así está catalogada. Parte de un planteamiento interesante y aprovechable narrativamente. Un joven actor de éxito de una serie de televisión llamada Campamento sangriento se encuentra en un momento clave de su carrera. Una oferta para protagonizar a El Zorro en Hollywood podría suponer su definitivo despegue. Mientras se decide, opta por acudir a una fiesta en una mansión de las afueras para relajarse un poco, con unos porros, unas filas y un par de polvos (¿O fueron tres?). Después de todo eso se piensa mejor. ¿O no?

Cuando Carlos (Luis Fernández) se levanta, descubre que la casa está cerrada a cal y canto. Y que por allí pululan tres chicas, una de las cuáles amanece en su cama. Para sorpresa de todos, otra persona ha pasado la noche en la mansión. Un friki. Y para completar el elenco de encerrados, un asesino. Y así es la cosa, más o menos.

Antes de que empiecen a sucederse los gritos, las puñaladas y los giros argumentales, nos encontramos con la parte más interesante de la película. En este caso Afterparty no es diferente a otras cintas de terror para adolescentes. Lo mejor, casi siempre, es la presentación de los personajes y su situación en el escenario de la matanza. En Afterparty, y tras una breve introducción para presentarnos al personaje, llegan los títulos de crédito con una de las más famosas canciones de Triángulo de Amor Bizarro. El grupo gallego, muy seguido en círculos independientes, parece crear una atmósfera de película cool. (¿Se sigue diciendo cool o ya no es cool?).

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Al parecer, la productora (Mediaset) y el director (Miguel Larraya) auspiciaron un concurso de grupos para poner música a esta película. Durante el fiestón suena una de esas canciones a modo de videoclip. Carlos se liga a una joven rubia (Alicia Sanz) y comienzan a desarrollarse el encierro…

Intentar realizar sesudos (y/o pedantes) análisis fílmicos para películas como esta no tiene ningún sentido. Afterparty es una película inspirada en buena manera en el cine estadounidense de terror para jóvenes. Y en ningún momento trata de ocultarlo. Es un producto de consumo que carece por completo de aspiraciones artísticas. Cine de entretenimiento en el peor sentido del término. Pero a favor del debutante Miguel Larraya podemos decir que es una película honesta. No pretende ser recordada dentro de dos meses. Y no lo hará. En su contra, sin embargo, podemos decir más cosas.

Los giros argumentales de la segunda parte de la película son los mismos de siempre. Uno de los momentos del desenlace es particularmente desatinado al utilizar una canción de aire trascendental para remarcar una situación bastante inverosímil. Y es que el modus operandi de los personajes una vez se dispara la acción dentro de la casa carece de lógica.

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¿Y los actores? Lo habitual cuando se habla de una película española con intérpretes jóvenes es apedrearlos. En este caso cumplen en la medida de lo posible. Salvo Rocío León, mal en su papel de Lucía, especialmente por una artificiosa dicción, el resto de actores hacen lo que pueden teniendo en cuenta el guión que tienen entre manos.

Y nada más. Afterparty es una película para ir con los amigos o las amigas y calentar un poco en la previa de una noche de sábado. Os dejamos con el tráiler y el videoclip de la canción de Triangulo de Amor Bizarro que aparece en Afterparty.

Lo mejor: Los créditos, la casa, alguna canción. Alicia Sanz

Lo peor: Producto de consumo de usar y tirar. Falta de originalidad. El final. Decepcionará a los fans del terror.

2 Comments

  1. Larry Smith septiembre 13, 2013
  2. David septiembre 13, 2013