Cine en TV: “Señales del futuro”

22:30 –Viernes 8 de marzo – NEOX

Nicolas Cage suele ser un valor seguro del cine estadounidense. De Arizona Baby a Corazón Salvaje, de Cotton Club a Zandalee… Next, El señor de la guerra, Con Air, La roca… Pero probablemente siempre será recordado por Leaving Las Vegas. El sobrino de Coppola se ha fraguado una sólida carrera, normalmente en papeles de héroe algo trastornado pero con buen corazón.

Su extraño aspecto, su manera de andar y de moverse, ese pelo que desaparece y aparece… Todo ello configura un actor único que suele dotar a sus películas de cierto atractivo. No obstante, a la hora de elegir guiones no parece muy escrupuloso. A veces da la sensación que los tira al aire y se queda con el cae de canto. Señales del futuro cayó de canto, y el bueno de Cage se preparó (no demasiado) para interpretar ese papel en el que se le ha visto tantas veces: un poco desquiciado, ensimismado y a punto de perder la razón. Algo sucede para que el personaje de Cage retome el control de su vida y se disponga a salvar a su familia, al mundo, al universo o lo que pinte.

Uno de los directores más prometedores de los años 90 se puso a los mandos de Señales del futuro. Alex Proyas venía de asombrar con El cuervo y Dark City. Sin ser películas perfectas, el director nacido en Egipto las había dotado de una atmósfera y estética muy atractiva sabiendo sacar casi todo el partido a los guiones.  Con El cuervo enamoró a toda una generación de neogóticos y pre-emos, y con Dark City, en la que aportó también el guión, facturó una cinta algo irregular, pero muy poderosa en casi todos los aspectos. Y además salía Jennifer Connelly…

Y así Proyas, con 35 años, se convertía en una promesa del cine de Hollywood. Pero 6 años más tarde llegó Yo, robot y más tarde aun Señales del futuro, una endeble mezcla de géneros que solo resiste a flote en su inicio. Proyas sigue manejando con tino la estética de sus films, pero el guión, en este caso, hace aguas y termina por hundir a una historia que en algunos momentos roza el ridículo. Y no sale Jennifer Connelly…