“Chinese coffee” o la obra maestra dirigida por Al Pacino que no vio nadie

Increíble que una cinta tan brillante quedase sepultada bajo el peso del olvido. Cierto es que las dos primeras décadas del nuevo milenio no le sentaron nada bien a Al Pacino. El excelso actor iba saltando de un proyecto pobre a otro hasta estos días de sonora resurrección. Sin embargo, allá por el año 2000 el bueno de Pacino firmaba su segundo largometraje como director, una cinta carente de todo tipo de repercusión, lo que resulta difícil de explicar.

Harry Levine (Al Pacino) y Jake Manheim (Jerry Orbach), dos amigos que viven en Greenwich Village, aspiran a ser escritores de prestigio, pero han caído en la frustración. Al borde de los 60 empiezan a darse cuenta de que todas las aspiraciones de su vida se perdieron por el camino.

Así, con una puesta en escena realmente austera y casi sostenida por completo gracias a dos actores en estado de gracia, Chinese Coffee se convertía en una de esas genialidades que, de ser estrenada en estos días, se habría convertido pronto en una cinta de culto. De hecho, puede que estemos ante una de las películas mejor dialogadas del cine moderno. Algo de lo que tenía buena parte de culpa Ira Lewis adaptando a guión su brillante obra teatral.

Si con Looking for Richard ya nos encontrábamos con un Al Pacino director realmente poderoso, Chinese Cofee venía a ser la confirmación de que había talento del bueno también tras las cámaras. Lástima que nadie le prestase la atención debida.