Carole Baskin, la enemiga de Joe Exotic en “Tiger King” se queda su zoo

Puede ser de las cosas más locas que hemos visto en los últimos tiempos. Sin lugar a dudas, uno de los grandes descubrimientos televisivos del pasado año era Tiger King. Una joya inapelable de Netflix que nos volaba la cabeza. Con ocho episodios realmente espectaculares, el documental de la historia de Joe se metía en el bolsillo a usuarios de todo el mundo. Un fenómeno descomunal de esos que demuestran que las historias más asombrosas se encuentran en los lugares menos esperados.

En el mundo de los propietarios de grandes felinos, la realidad supera con creces a la ficción. Entre los excéntricos y gurús que lo habitan, pocos destacan tanto como Joe Exotic, un cantante de country polígamo y amante de las armas que dirige un zoológico de carretera en Oklahoma. Joe, un tipo carismático pero descarriado, y unos personajes increíbles -entre los que se cuentan capos de la droga, estafadores y líderes de sectas- tienen algo en común: su pasión por los grandes felinos y por el estatus y la atención que suscitan sus colecciones de animales. Pero la situación se vuelve peligrosa cuando Carole Baskin, una activista por los derechos de los animales y propietaria de un refugio de grandes felinos, amenaza con arruinarles el negocio, avivando una rivalidad que acaba con el arresto de Joe, acusado de contratar a un asesino a sueldo. La investigación revela una historia retorcida y rocambolesca que deja bien clara una cosa: lo único más peligroso que un gran felino es su dueño.

Efectivamente, todos los que se hayan dejado arrastrar por el fenómeno de Neflix ya conocen de sobra la historia. Eso sí, la cosa continúa. Con Joe en la cárcel y Jeff Lowe pies en polvorosa, la realidad es que Big Cat Rescue Corporation, la empresa de Baskin, es ya propietaria del zoo de Joe Exotic de forma completamente efectiva, como consecuencia de la demanda presentada contra Greater Wynnewood Development Group, la empresa del extravagante tipo. Un golpe mucho más duro para Joe que la prisión. Ojo, porque no parece que vaya a ser el último capítulo de la historia.