A finales del año pasado parecía inevitable
que España pidiera el rescate internacional. Ahora, tras un rally sostenido de la deuda del país,
los inversores no están seguros.
El efecto calmante de la promesa del Banco
Central Europeo en septiembre de comprar bonos españoles en el mercado secundario en el caso que
Madrid solicitara la ayuda financiera, ha provocado un impulso alcista que los inversores no están
dispuestos a desafiar.
Como señala el Wall Street Journal, muchos creen ahora que el país
puede sobrevivir sin tener que pasar la gorra a los prestamistas internacionales, a pesar de las
altas tasas de desempleo y una semana que se ha hundido más en la recesión.
"Nuestro
escenario base es que no van a solicitar el rescate. Este punto de vista ha cambiado con respecto al
año pasado", afirma Gareth Colesmith, gestor de carteras de Insight Investment, que gestiona más de
50.000 millones de dólares en fondos de renta fija.
Ahora que el BCE ha traído la estabilidad
a los mercados, los rendimientos relativamente altos de España son atractivos para los inversores,
afirma Coleman.
La rentabilidad del bono a 10 años español se sitúa sobre el 5,20% en
comparación con sólo un 1,69% de su equivalente alemán. A pesar que Insight Investment vendió parte
de sus bonos españoles para aprovechar la reciente recuperación, aún mantiene gran parte de sus
bonos, y tiene un sesgo de comprar.
España ha tenido un buen comienzo de año en cuanto a sus
emisiones de deuda. La última semana sorprendió al mercado con un nuevo bono a 10 años, en lo que
fue la primera emisión de este tipo en más de un año. España prevé emitir 120.000 millones de euros
en deuda este año, y ya ha recaudado cerca del 15% de esa cifra.
"Ciertamente ha habido un
cambio radical. Un círculo vicioso se ha convertido en un círculo virtuoso", afirma Nick Gartside,
jefe de renta fija internacional de JP Morgan Asset Management, que gestiona más de 148.000 millones
de dólares en activos de renta fija.
Gartside está sobreponderando en sus carteras los bonos
españoles, y cree que hará falta algo más que la noticia del miércoles de una contracción mayor de
la esperada para romper este ciclo virtuoso.
"Creo que las malas noticias en el frente
económico ya están en precio. No es lo obvio lo que podría alterar el carro de las manzanas para que
España sea forzada a pedir un rescate", afirma.
Sin embargo este panorama benigno no está
exento de riesgos. Una rebaja de calificación de cualquiera de las principales agencias de rating
podría sacar a España de los índices de bonos soberanos más representativos, por lo que los
inversores se verían forzados a vender sus activos de deuda española. Las tres agencias califican a
la deuda española en el extremo del grado de inversión, y todas tienen una perspectiva
negativa.
También hay peligros externos.
Los rendimientos de los bonos italianos
subieron fuertemente ayer a un máximo de 2013 en el 4,36%, por la preocupación por las dificultades
financieras de Banca Monte dei Paschi di Siena. Los inversores están nerviosos y muchos creen que
las próximas elecciones serán un referéndum sobre los enfoques del gobierno en su programa de
austeridad.
La debilidad se extendió a los bonos españoles.
"El riesgo más evidente es
probablemente las elecciones de Italia a final de febrero. Cualquier señal de retorno del antiguo
primer ministro Silvio Berlusconi amenazaría con socavar la credibilidad de los planes del BCE",
afirma Valentijn van Nieuwenhuijzen, jefe de asignación táctica de activos del ING Investment
Management.
Russel Matthews, gestor de deuda en Asset Management BlueBay en Londres, está de
acuerdo en que los países de menor calificación de la zona euro son vulnerables a los riesgos en
torno a la elección italiana, pero sin embargo, cree que las señales de debilidad son una
oportunidad para comprar a mejor precio.
"Cualquier corrección adicional es una oportunidad
de compra".
Gareth Colesmith, de Insight Investment, afirma "si el tono positivo persiste,
cada vez serán más los inversores extranjeros que vuelvan al mercado de bonos españoles"