Los bulos políticos que más han manipulado la historia

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Capitalbolsa | 27 abr, 2020 17:00 - Actualizado: 08:00
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Es posible que estemos indefensos ante el auge de la mentira como pandemia, pero si hay una opción, es sacándolas a la luz y denunciándolas. Este es el objetivo del libro Fake News: Bulos que cambiaron el curso de la historia, escrito por los historiadores María Correas y Enda Kenneally. Recoge los bulos más efectivos desde la Roma Clásica a nuestros días.

Para este artículo en QUO.es hemos seleccionado, junto a María Correas, alguno de los bulos impulsados por la prensa amarilla y el marketing político. Toda una población se tragó en algún momento estas historias. La manipulación de la opinión pública fue eficaz, aunque cueste creerlo.

Año 1898. El magnate de la prensa estadounidense William R. Hearst utilizaba una mezcla de medias verdades y completas falsedades, aderezadas con grandes dosis de sentimentalismo, para influir en la opinión pública sobre la necesidad de intervención de Estados Unidos en Cuba. Él solo quería (parece) vender toneladas de periódicos. Cuando, en medio de la guerra de Cuba (1898), el acorazado estadounidense Maine explotó en el puerto de La Habana (Cuba), fue Hearst y su máquina de hacer periódicos quién señaló a España como culpable de un supuesto sabotaje e instó al por aquel entonces presidente estadounidense William McKinley a iniciar una guerra contra los españoles. Y así, aupados por el efecto propagador de un bulo, la guerra facilitó a Estados Unidos el dominio del Canal de Panamá y de las últimas colonias españolas de ultramar.

Con Hearst nació la llamada prensa amarilla, que hoy apenas se menciona (quizá porque hay poco que no sea amarillo, y ya ni se cuestiona). Casi 120 años después, el poder de los rumores se vio exacerbado de modo exponencial por un ejército virtual de millones de cuentas falsas que difunden bulos políticos. Su uso y cómo afectó la manipulación a los resultados del referéndum del Brexit y de las elecciones presidenciales estadounidenses forma parte de nuestra propia historia, en la que estamos inmersos.

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