El fantasma de una crisis de deuda sobrevuela a las bolsas

Juan Carlos Ureta Domingo, presidente ejecutivo Renta 4 Banco

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 27 sep, 2021 18:31 - Actualizado: 13:24
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Por primera vez desde que en abril de 2020 los gobiernos y los Bancos Centrales adoptaron medidas extraordinarias nunca antes vistas para salvar a la economía global de una recesión que se adivinaba peor aún que la de los años treinta del pasado siglo, el fantasma de una crisis sistémica de deuda sobrevoló las Bolsas el pasado lunes.

La crisis de Evergrande es una crisis clásica provocada por un endeudamiento excesivo. Algo tan del siglo pasado como la falta de liquidez de una inmobiliaria, en este caso el gigante inmobiliario chino Evergrande, ha vuelto a poner sobre la mesa la realidad de que, incluso en un mercado en el que los Bancos Centrales han inyectado todo el dinero necesario (whatever it takes, como diría Draghi) puede sobrevenir una crisis de pagos por razones a veces inesperadas.

China ha tenido un crecimiento muy basado en el crédito (credit-fuelled) y no es la primera vez que se producen situaciones problemáticas en sus mercados de bonos. Ha habido ya varios "defaults" corporativos en los últimos años. La diferencia es que esta vez el problema es muy grande (más de 300 mil millones de dólares) y afecta a una empresa con millones de accionistas y bonistas y con millones de clientes que han comprado pisos en sus promociones y pueden perder el dinero adelantado.

Todo apunta a que el problema de Evergrande será gestionado por el Gobierno chino para evitar males mayores y a que su impacto mayor se quedará en China. Es verdad que hay cierta exposición de la banca europea y americana a los bonos de Evergrande, pero parece que no es muy relevante, siendo esta la principal diferencia con las "subprime" americanas del 2008, que habían sido colocadas en numerosos Bancos y Fondos de inversión de todo el mundo, extendiendo el contagio de forma sistémica.

Pero, aunque el problema no llegue a mayores, hay varias ondas expansivas que conviene tener en cuenta.

La primera es el impacto en el crecimiento global. Si Evergrande es el principio del fin del boom inmobiliario chino, habrá una gran contracción en la segunda economía del mundo y esa contracción tendrá ondas expansivas en el resto de la economía global, y en los mercados financieros, aunque en primera instancia no haya contagio financiero directo. Hay que recordar que el sector inmobiliario es, tras su crecimiento incesante en las últimas décadas, el 25% del PIB chino, y que la política del gobierno chino tras el centenario del Partido Comunista celebrado a principios de julio se basa en la "prosperidad compartida" (common prosperity). Eso se traduce en limitar los beneficios de las inmobiliarias como Evergrande para facilitar el acceso a las viviendas. En un sector tan extremadamente endeudado como es el inmobiliario en China los problemas están servidos y no solo para Evergrande sino para otras muchas compañías.

La segunda es que se pone en cuestión el arco de bóveda de la política económica con la que se ha salido de las dos últimas crisis (la de 2008 y la de 2020), una política muy basada en la provisión de dinero barato por los Bancos Centrales y la monetización "de facto" de la deuda. Evergrande nos recuerda que, independientemente de que esa política provoque o no inflación, al final se generan problemas si el dinero barato no se utiliza adecuadamente (misallocation). Desde hace décadas se está respondiendo a las crisis con más deuda y mas dinero barato. Antes del Covid el mundo tenia una vez y media mas deuda que antes de la quiebra de Lehman, y la deuda ha crecido de forma exponencial con las medidas post Covid. Evergrande nos recuerda que el dinero y la deuda son una herramienta muy potente, pero solo si se utilizan bien. Y asimismo nos recuerda que retirar los estímulos monetarios no es nada fácil.

Todos esos razonamientos sobrevolaron las Bolsas en la sesión del lunes pasado, en la que varios índices perdieron entre el 2% y el 3% (el Eurostoxx y el Nasdaq perdieron el 2,1%) y algunos Bancos europeos aun más. Entre los españoles el BBVA cayó un 7,5% en la sesión y el Santander casi un 5%.

Sin embargo, los mercados se tranquilizaron y en esa tranquilidad tuvo posiblemente mucho que ver la expectativa de que una eventual crisis de deuda no entra en el guión de la Fed, cuyo comunicado tras la reunión del pasado miércoles era esperado con gran interés.

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