COVID-19: lecciones para aprender de la primera pandemia 4.0

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Capitalbolsa | 19 may, 2020 16:08 - Actualizado: 08:34
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Aunque oficialmente el brote de SARS-CoV-2 se presentó de forma imprevisible en el mercado popular de animales exóticos y salvajes de Wuhan en diciembre de 2019, los estudios filogenéticos indican que el coronavirus circulaba en fase de latencia desde octubre en esta ciudad de la provincia china de Hubei. En dicha fase de latencia, la infección siguió su curso silencioso y se propagó entre la población de manera estocástica y sin mostrar signos epidémicos.

Esta es una de las conclusiones del artículo publicado en la revista Frontiers in Medicine por un equipo en el que participan los expertos Jordi Serra-Cobo y Marc López, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona.

El trabajo tiene como primer autor a Roger Frutos, del Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD, Francia), y también participa en él Christian A. Devaux, del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS).

El artículo revisa la conjunción única de eventos que permitieron la expansión global de este nuevo coronavirus, que muestra un largo período de incubación, un elevado número de casos asintomáticos y una alta movilidad internacional.

Para que una enfermedad infecciosa se disperse, deben cumplirse tres condiciones: el patógeno debe ser capaz de infectar humanos y reproducirse en ellos, debe poder entrar en contacto con las personas a través de un reservorio natural, y finalmente, debe ser propagado a través de un amplio circuito social. En el caso de la COVID-19 —la primera pandemia 4.0, según los expertos—, todas las condiciones exigidas coincidieron en Wuhan a finales del 2019.

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